La perspectiva de género no figura como un elemento necesario para la definición de políticas y estrategias para contrarrestar el cambio climático a pesar de la importancia del tema, manifestó Jorge Villarreal Padilla, Coordinador de Programas para la región de México, Centroamérica y el Caribe de la Fundación Heinrich Boell Stiftung.
En entrevista con Cimacnoticias, Villarreal Padilla explicó que el enfoque de género provee el instrumental teórico y metodológico para analizar las relaciones de género, entender su dinámica en contextos específicos como el cambio climático y construir propuestas que promuevan la equidad, por ello la importancia de incluir la perspectiva de género en el tema.
A partir de los efectos que provoca el cambio climático, en particular en las regiones en desarrollo, se han abierto negociaciones internacionales basadas en acuerdos de mitigación.
Sin embargo, el especialista de la Fundación Heinrich Böll -la cual fomenta los valores políticos de la ecología y el desarrollo sustentable, los derechos de las mujeres y democracia de género- afirmó que la colocación del enfoque de género aún está en proceso de construcción.
Consideró que es necesario repensar que la vulnerabilidad ante el cambio climático tiene que ver con la desigualdad y que las estrategias de adaptación y mitigación deben tener un enfoque de género.
En este sentido, explicó que las sequías, inundaciones, tormentas y otros eventos climáticos extremos tienen la capacidad de trastornar la vida de las personas al ocasionar la pérdida de sus ingresos, bienes y oportunidades, pero los riesgos por el cambio climático no se distribuyen de manera equitativa, a pesar de que los costos económicos sí afectan a todos, dijo.
Mujeres y hombres se exponen constantemente a riesgos que amenazan su calidad de vida, aunque aclaró que hay una diferencia entre riesgo y vulnerabilidad. La palabra riesgo se refiere a la exposición a peligros sobre los cuales las personas tienen un control limitado, mientras el término vulnerabilidad se refiere a la capacidad de la persona para manejar estos peligros sin sufrir daños a su bienestar.
De acuerdo con Villareal Padilla las mujeres se encuentran en condiciones de desigualdad en varios aspectos, tanto sociales, económicos, reproductivos, culturales, de acceso a recursos naturales, de exposición al riesgo, además de que poseen capacidades y habilidades diferentes, por ello se encuentran en particular estado de vulnerabilidad.
La importancia de un enfoque de género es que incluirlo se traduce en mayores capacidades e información, pues se podrían reconstruir indicadores para generar información, replantear estrategias de fortalecimiento de capacidades, así como reelaborar un mapa de vulnerabilidad; y así desarrollar políticas públicas para enfrentar los impactos del cambio climático como modificar la gestión de agua, producción agrícola y el manejo forestal.
LA CUMBRE DE LA TIERRA, ÚNICA CON GÉNERO
En 1992 se celebró en Río de Janeiro, Brasil, la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Medio Ambiente y Desarrollo, también conocida como la «Cumbre de la Tierra». En esta reunión se obtuvieron resultados en materia de participación equitativa de las mujeres pues en el documento Agenda 21 se incluyó un capítulo completo, el número 24, dedicado a reconocer la participación de las mujeres.
Asimismo en dicha conferencia se firmaron dos acuerdos: la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC) y el Convenio sobre la Diversidad Biológica (CDB), dos de los principales Acuerdos Multilaterales sobre Medio Ambiente (AMUMA).
En 1997, los gobiernos acordaron incorporar una adición al tratado, conocida con el nombre de Protocolo de Kioto, que cuenta con medidas más enérgicas, sin embargo, a pesar de tener un objetivo que privilegia la acción humana, la CMNUCC no menciona ni la perspectiva de género, ni a las mujeres o a los hombres como interesados específicos.
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