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Pierde el feminismo uno de sus pilares con Graciela Hierro

Por la Redacción

La filósofa feminista Graciela Hierro Pérezcastro, quien murió hoy a los 75 años de edad, postuló «el placer como el concepto determinante de la vida buena, digna de ser vivida,» herencia ética que dejó a las mujeres tras perder esta mañana su propia lucha contra el cáncer.

La directora fundadora del Programa Universitario de Estudios de Género (PUEG), de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) e integrante del Sistema Nacional de Investigadores, nació en la ciudad de México en 1928.

Graciela vivió inmersa en una generación que consideraba que el destino natural de las mujeres eran el matrimonio y la crianza de los hijos, idea que retó al doctorarse en Filosofía en la misma institución a la par de criar cuatro hijas y un hijo.

Desde su quehacer filosófico, marcado por un interés en la ética, propuso una revolución copernicana llevada al cabo por las mujeres «la cual se inicia con la apropiación de su cuerpo y la separación de la sexualidad de la procreación, y culmina con la posesión efectiva de su vida total y el ejercicio de su placer», de acuerdo a la semblanza preparada por el PUEG mismo que fundó y dirigió desde 1992.

Alumna de las y los más connotados filósofos del siglo XX en México como Adolfo Sánchez Vázquez o José Gaos, se abocó a la ética entendida «como la reflexión en torno a los problemas morales más que por la definición del bien.»

Graciela Hierro en su quehacer teórico se consideraba seguidora de Aristóteles, de los empiristas ingleses, del existencialismo de Jean Paul Sartre y, especialmente, de Simone de Beauvoir.

LA ETICA EN EL CENTRO DE SU OBRA

Teniendo a la feminista francesa como cimiento teórico escribió tres obras fundamentales: Etica de la Libertad, Etica y Feminismo (1985), donde aborda desde una óptica filosófica la exclusión de las mujeres en el patriarcado, y Etica del Placer (2001), resultado de una década de reflexión en la que propone una ética sexual autónoma basada en el interés personal.

Graciela Hierro fue docente desde 1996, cuando enseñaba Lógica y Ética en educación media superior de la UNAM y a partir de 1972 en la Facultad de Filosofìa y Letras, siendo titular de la cátedra de Etica desde 1975.

Además de dirigir el PUEG, desde donde fue impulsado el quehacer de los estudios de género en las universidades de todo el país, era responsable del seminario interdisciplinario Etica, Filosofía de la Educación y Género, los cuales puso de forma vanguardista en la UNAM desde 1978.

En es año fundó en México la Asociación Filosófica Feminista, afiliada a la estadounidense Sociedad de Mujeres en Filosofía (SWIP, por sus siglas en inglés) y luego, en 1979 por primera vez habló de filosofía feminista en la mesa redonda La Naturaleza Femenina, en el Tercer Coloquio Nacional de Filosofía.

Las clases de la doctora Hierro se caracterizaban por abordar los dilemas concretos que presentaba la vida de cada mujer y cada hombre en su cátedra con la intención de enfrentar a cada cual con sus problemas reales para comprenderlos y superarlos: una forma de recuperar el sentido original de la filosofía como orientadora de vida y camino al autoconocimiento y la felicidad.

Ocupó diversos cargos dentro del gobierno de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, así como dentro de la política para las mujeres en México, como en el extinto Consejo Nacional de la Mujer y participó en las discusiones preparatorias de la Conferencia Internacional de Población y Desarrollo (El Cairo, 1994) y la Cuarta Conferencia Mundial de la Mujer (Pekín, 1995).

Además de compilar y prologar otros textos feministas en los últimos años, Graciela Hierro, junto con el grupo Las Reinas, reflexionaba sobre el envejecimiento de las mujeres mediante talleres en torno a la soledad, sexualidad, relación madre-hija, amor y otros. Publicaron Las Mujeres y sus Sexualidades; Tres Temas, Tres Mujeres, Muchas Mujeres, y Madres e Hijas, Hijas y Madres, Amor y Ambivalencia.

PREMIOS

Recibió en reconocimiento International Women That Makes a Difference, otorgado por el Foro Internacional de la Mujer (IWF), en 1997.

En 1998 fue la Feminista del Año según la Universidad de Santiago de Chile y en el 2000 recibió el Premio Nacional María Lavalle Urbina, que otorga la Alianza de Mujeres de México.

«Será pecado, pero yo no me quiero morir’, decía mi madre de más de 80 años, ya viuda. Yo, como ella, no me quiero morir. Tal vez algún día lo desee, como ella, cuando apretó los ojos y rehusó comer. ‘No deseo cielo ni temo el infierno’ como dice Borges.»

Así escribió Hierro sobre su «muerte pensada bajo un cielo estrellado» en Gracias a la Vida (2000), memorias premiadas y publicadas por Documentación y Estudios de las Mujeres (DEMAC).

2003/MR/LLH/MEL

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