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Plan b – Claves contra el terrorismo

Por Lydia Cacho
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En la mayoría de los hogares mexicanos se mencionaron los ataques terroristas en Francia. No solamente se habla del terror, de ese video que circuló por doquier grabado por un periodista en que la gente corre, grita, se desangra y pide ayuda.
 
Se repiten insistentemente mentiras, lugares comunes, discursos que producen más separatismo, más racismo, más violencia y odio, más sinsentido.
 
No hay nada simple en lo que se ha convertido en esta famosa “guerra contra el terrorismo” iniciada en Estados Unidos, pero el peligro de no entender un mínimo de la situación nos hace presa de la promoción de una guerra que se basa en una premisa falsa.
 
El experto Arun Kundnani, autor del libro “¡Vienen los musulmanes!” (The muslims are coming!) y “Open Democracy”, así como otras especialistas se han dado a la tarea de desentrañar  las mentiras más comunes sobre el terrorismo. Estos son algunos hechos para reflexionar:
 
Existen diversos grupos que se denominan Estado Islámico (ISIS, en inglés); no siguen un mismo mando militarizado, aunque sí se inspiran en las arengas de un líder moral; cada grupo de ISIS, desde Boko Haram hasta ISIS-Irak, tienen sus propias motivaciones y una que les une en particular: el resentimiento a las invasiones colonialistas y a las guerras que han impuesto valores occidentales como los únicos válidos y “civilizatorios”.
 
Los reclutas del Estado Islámico (EI) no siguen una religión, en su mayoría son dominados justamente por la falta de ideología. Son fanáticos de la violencia y en general proscritos por las guerras invasoras petroleras que sumieron en la pobreza a varios países, desde Afganistán hasta Pakistán y Somalia, entre otros.
 
Los expertos coinciden en que en todo el mundo no hay más de 45 mil reclutas del EI.
 
Millones de ciudadanos que se rebelan contra las políticas colonialistas que buscan controlar el petróleo están, en pleno derecho, contra el terrorismo y a la vez contra el colonialismo euro-norteamericano.
 
La retórica de “la guerra en Oriente” ayuda a creer falsamente que es mejor ir a matarlos allá, antes de que ellos vengan a matarnos al occidente. La guerra contra el terror ha matado mil veces más personas que los ataques terroristas.
 
Durante los últimos 14 años se han gastado miles de millones de dólares en una “guerra contra el terror” bajo el engañoso discurso de que todo es por “civilizar” a los países de oriente, cuando en realidad se han dado para tener control del petróleo y los energéticos.
 
Las petrocracias de los Emiratos Árabes son profundamente corruptas, fortalecidas gracias al “lavado” de dinero y la mano de obra esclava; son sexistas y no respetan los Derechos Humanos, pero su visión capitalista les permite tener buenas relaciones con EU.
 
El presidente Barack Obama insiste en utilizar el argumento antiterrorista, para normalizar los asesinatos extrajudiciales cometidos por drones en zonas de civiles.
 
Es falso que la violencia usada por los agentes terroristas es irracional y la ejercida por los gobiernos occidentales es racional: ambas son irracionales e igualmente mortales.
 
El EI no es hijo del fanatismo musulmán, es el hijo de la globalización y el colonialismo. Es un monstruo, ciertamente, pero nació luego de las invasiones a Irak en 2003. Irónicamente, quien les da el dinero son las élites de Arabia Saudita y del Golfo Pérsico, que a la vez son aliadas de los norteamericanos.
 
Rusia e Irán han sido responsables de mantener el régimen de Bashar al-Assad, responsable de más asesinatos que los cometidos por el EI en todo el mundo. El papel de estos dos países en sostener artificialmente la guerra en Siria fortalece al EI.
 
Mientras que las milicias kurdas, que han logrado combatir efectivamente a agentes del EI, son falsamente consideradas terroristas por ser enemigas de Turquía, actual aliado de EU.
 
Las y los musulmanes del globo viven una injusta carga moral y social en contra de su religión. Se ven obligados a explicar que están en contra del EI para no ser tachados de terroristas.
 
La ideología religiosa islamista no convierte a las personas en terroristas, sin embargo los medios se han dedicado a propagar falsamente que esta es una “guerra musulmana” generando más racismo, separatismo y discriminación.
 
La respuesta a este terrorismo, dice Arun Kundnani, es una política mundial anti-racista, anti-imperialista y anti-capitalista que respete las demás culturas y no intente someter a todos los países al neoliberalismo del imperio norteamericano.
 
*Plan b es una columna cuyo nombre se inspira en la creencia de que siempre hay otra manera de ver las cosas y otros temas que muy probablemente el discurso tradicional, o el Plan A, no cubrirá.
 
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