Sin satanizar, expertas manifestaron su preocupación por la presencia del fundamentalismo en casi todos los países del orbe, al mismo tiempo que recomendaron ser muy cuidadosos para calificar como tales los movimientos sociales.
Farida Shahedd de Shirkat Gah, de Pakistán, comentó que «a Irán se le llama fundamentalista, mientras que a las prácticas de las petromonarquías (como Arabia Saudita) se les nombra tradicionalistas».
Desde su punto de vista la importancia radica en la participación activa que tienen algunos grupos fundamentalistas; como ejemplo citó el caso de la India.
Durante el último día de actividades del noveno foro internacional Reinventando la globalización, organizado por la Asociación para los Derechos de la Mujer y el Desarrollo (AWID, en inglés), se abordó el taller Fundamentalismo, globalización y derechos humanos de las mujeres.
Al respecto, Joanna Ker, directora ejecutiva de la AWID en Canadá comentó que es necesaria la existencia de una política coherente para que el fundamentalismo dañe lo menos posible a las mujeres.
Por su parte Charlotte Bunch, directora ejecutiva para el Liderazgo mundial de las mujeres de Estados Unidos, comentó que es preocupante la contradictoria política de la administración del presidente estadunidense George W. Bush, quien por una parte ataca a los gobiernos fundamentalistas y, en contraparte, alienta el fundamentalismo protestante en Estados Unidos fundado por los cristianos.
«En Estados Unidos se alienta la globalización y a la vez mantiene su base fundamentalista: eso es una contradicción», dijo Bunch.
Para concluir su intervención, la experta aseguró que muchas de las mujeres y los hombres estadunidenses no entienden esta contradicción; sobre todo cuando son reacciones racistas y altamente fundamentalistas.
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