«En San Pedro, la mayoría son niñas, nada más que hay que saber qué día y a qué hora. También están regadas en Río Consulado, son máscaras de maquillaje, niñas con las bocas pintadas con carmín…».
Lo anterior es uno de los múltiples testimonios que existen sobre la explotación sexual comercial que afecta sobre todo a las niñas, leído por María Isabel Belausteguigoitia, directora del Programa Universitario de Estudios de Género (PUEG) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), durante la presentación de la segunda etapa de la Campaña contra la Explotación Sexual Comercial Infantil ¡Simplemente, no lo aceptamos!, que tuvo lugar hoy en un hotel de esta ciudad.
El objetivo de la campaña es que los medios de comunicación, las organizaciones civiles, las empresas e instituciones gubernamentales modifiquen los patrones culturales que «normalizan» el maltrato, la trata y la explotación sexual comercial de niñas, niños y adolescentes.
El problema de la explotación sexual, señaló Belausteguigoitia, tiene muchas vertientes, y una de ellas es la condición de género, la diferencia cultural biológica, naturalizada, donde las mujeres son consideradas inferiores o instrumentos para un fin más allá de ellas.
La explotación sexual, explicó la Directora del PUEG, es el resultado de familias atravesadas por la pobreza y por la migración en condiciones económicas desventajosas, por lo cual es urgente la protección de las niñas para que se posesionen de la forma en que quieren ser mujeres a partir del juego, la exploración, la intimidad, la seducción y el deseo.
GUERRA CONTRA LAS NIÑAS
Por su parte, Emilio Álvarez Icaza Longoria, presidente de la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal (CDHDF), comentó que hay una guerra invisible contra las niñas, que apela a esta perversa «normalidad» y que se refleja en la relación estructural de violencia contra las mujeres.
Uno de los grandes aliados contra esta «normalidad» y esta violencia, dijo Álvarez Icaza, son los instrumentos internacionales de derechos humanos, como la Convención de los Derechos del Niño, porque ubica los derechos de la niñez desde distintos temas y hace énfasis en la protección contra la explotación y el abuso, y considera a niñas y niños como sujetos, no como objetos de derecho.
Según el Diagnóstico de Derechos Humanos en el DF encontramos que las niñas son las más afectadas por la explotación sexual comercial. Sólo en la capital puede haber 250 mil niñas y mujeres en prostitución, y 9 de cada 10 empezaron a sufrir estas prácticas entre los 12 y 13 años.
Durante la presentación de la Campaña, Guadalupe Morfín, fiscal especial para los Delitos de Violencia contra las Mujeres y Trata de Personas (Fevimtra), señaló que el mayor atentando contra los derechos humanos consiste en arrebatar la vida de otras personas, a esto se enfrentan las víctimas de trata, especialmente las más vulnerables, niñas, niños y adolescentes.
La explotación sexual de menores de edad existe por la deshumanización y es una de las manifestaciones más desoladoras de una cultura en que se aceptan como naturales las relaciones de poder desigual entre hombres y mujeres.
En todo el país esnecesaria una reforma integral de cada Código Penal en lo que se refiere a los delitos contra la integridad y la libertad sexual de las y los menores de edad, una reforma que facilite a la autoridad ministerial la integración del tipo de trata, puntualizó Guadalupe Morfín.
Para la segunda etapa de la Campaña ¡Simplemente, no lo aceptamos!, la organización Infancia Común reunió más de 80 organizaciones de la sociedad civil, empresas, instituciones educativas e instancias gubernamentales para la distribución de postales, conferencias de prensa, cursos de artes visuales, exhibiciones fotográficas y talleres.
08/NSA/GG
