Inicio Presentó CIMAC «Libertad secuestrada, Lydia Cacho vista en los medios poblanos»

Presentó CIMAC «Libertad secuestrada, Lydia Cacho vista en los medios poblanos»

Por Lourdes Godínez Leal

«Las contradicciones absurdas del poder», así definió hoy la politóloga Denisse Dresser las violaciones a los derechos humanos cometidas en 2005 contra la periodista Lydia Cacho, durante la detención en Cancún y traslado a Puebla, en represalia por su trabajo profesional y, particularmente, porque hace dos años publicó su libro Los demonios del Edén.

Dresser hizo un recuento de estos hechos durante la presentación del libro «Libertad Secuestrada, Lydia Cacho vista en los medios poblanos», editado por Comunicación de Información de la Mujer (CIMAC) en el contexto de su XX Aniversario, hoy al mediodía en el Centro Cultural España, de esta ciudad.

El texto «Libertad Secuestrada» hace un recorrido histórico de diciembre de 2005 a diciembre de 2007, desde que Lydia Cacho fue detenida en Puebla y hasta que la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) falló sobre el caso.

Se trata de un profundo análisis realizado a once diarios poblanos por Alma Leticia León Salazar, Kara Castillo y Luis Ortega Morales. El proyecto editorial tuvo su origen cuando Kara Castillo, integrante de la Red Nacional de Periodistas que impulsa CIMAC, conoció el trabajo de seguimiento que el Sistema de Información Clasificada (SICLA) había hecho del caso de Lydia.

A partir de ahí, y gracias al apoyo de la Fundación Friederich Ebert, el trabajo conjunto entre CIMAC y SICLA dio como resultado el texto que hoy fue presentado por Denisse Dresser, por la periodista Estela Livera, por Eréndira Cruzvillegas, quien asistió en representación del maestro Emilio Álvarez Icaza, presidente de la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal (CDHDF), y por el periodista Virgilio Caballero, de la Asociación Mexicana de Derechos a la Información (AMEDI).

VIOLENCIA COTIDIANA

Durante la presentación, Dresser insistió en cómo de manera cotidiana, policías, jueces y procuradores a lo largo del país violan las garantías individuales de los ciudadanos de México sin el menor pudor.

Al recordar el fallo de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) sobre el caso Lydia Cacho, que después de un año de investigaciones determinó que no hubo violación a las garantías individuales de la periodista, señaló la académica que la máxima instancia de justicia en el país no funciona para quien busca en ella una última esperanza de justicia.

Y señaló que luego de esta decisión, a la SCJN le tomará años recuperarse, si es que logra hacerlo.

Dresser enfatizó que en este país no importa la evidencia sino la coyuntura política, las correlaciones de fuerzas en el Congreso de la Unión y las cuestiones electorales y la defensa de los derechos humanos no es un fin que se persiga por sí mismo, sino es una moneda de cambio.

Tan es así, ejemplificó, que pese a las evidencias (como las grabaciones telefónicas entre Marín y Kamel Nacif hechas públicas en febrero de 2006) el gobernador de Puebla no sólo no fue sometido a juicio político como se propuso en diversas instancias, sino que además, ha sido invitado a colaborar con Felipe Calderón en el Consejo Nacional para la Seguridad.

O cómo las y los ministros de la Corte argumentaban, también, pese a la investigación exhaustiva del ministro ponente Juan N. Silva Meza, que demostró el contubernio de autoridades estatales para dañar a la periodista, que no había habido tales.

Y de cómo Emilio Gamboa Patrón, implicado en el libro los Demonios del Edén, ha recibido el apoyo de su grupo parlamentario, lo mismo que Mario Marín.

Para Dresser, tal vez se empezará a ver que existe la justicia y la defensa de los derechos humanos en el país cuando una esposa, hija, nieta, hermana o madre de algunos de las y los ministros o de algún funcionario público sea trasladada ilegalmente, como lo hicieron con Lydia Cacho las autoridades, o cuando sufran algún tipo de vejación o violencia.

NOTA ROJA SIN DERECHOS HUMANOS

En tanto, la relatora para la libertad de expresión de la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal (CDHDF), Eréndira Cruzvillegas, en representación del Ombudsman capitalino, Emilio Álvarez Icaza, puntualizó cómo el caso de Lydia Cacho se colocó en los medios pero en la nota roja y nunca fue vista desde el punto de vista de los derechos humanos.

Para la Relatora de la CDHDF, la voz de la periodista fue minimizada en los medios nacionales, no así en los extranjeros.

Y enfatizó que «nosotros permitimos la libertad secuestrada porque la sociedad es cada vez más laxa y permisiva» y advirtió que mientras se continúe viendo como algo «normal» este tipo de hechos, seguirá habiendo este tipo de situaciones.

Criticó que durante su visita a México, a principios de este año, la Alta Comisionada para los Derechos Humanos, de Naciones Unidas, Louise Arbour, haya «recomendado» a Lydia salirse del país, simplemente dijo, «esto no lo podemos permitir».

LYDIA, EN LA RED DEL COMPROMISO

Por su parte, la periodista Estela Livera recordó como hace 20 años Sara Lovera, fundadora de CIMAC, planeaba y soñaba en colocar en los medios de comunicación el tema de género.

Y cómo la idea de construir una red de periodistas fue haciéndose poco a poco realidad de la mano de otras mujeres comprometidas con la defensa de los derechos humanos de las mujeres como Lucía Lagunes, coordinadora general de CIMAC, y Lydia Cacho.

Al hacer un recuento de la presencia de las mujeres en las noticias, la periodista indicó que las mujeres solo son protagonistas en el 16 por ciento de las noticias, mientras que los hombres lo son en un 84 por ciento.

También cómo éstas aparecen contrariamente, cuando se trata de temas de espectáculos en un 43 por ciento contra un 38 por ciento en el caso de los varones.

Y observó cómo los medios continúan estereotipando a las mujeres, etiquetándolas y, en muchos programas que se dicen de mujeres, se carece de una total perspectiva de género.

Por ello, al igual que Lydia Cacho lo hiciera en su momento, resaltó la importancia de las redes, de las investigadoras de género, activistas y otras muchas que día a día, dijo, luchan por transformar al mundo y por romper el trato inequitativo desde los medios, que la propia Cacho no pudo romper.

Lamentó que los medios continúen en manos de los hombres, ya que las negociaciones de poder se dan entre ellos y en el caso de Lydia Cacho, dijo, «fueron hombres periodistas, los directores de periódicos, los que pactaron con otro hombre; el gobernador poblano Mario Marín, para «bajarle el tono» al caso de Lydia Cacho.

Marín, sentenció la periodista, «con actitud misógina textualmente dijo y así lo transmitió la prensa, el asunto de Lydia es un chisme y yo no le hago caso a los chismes». ¡Claro! dijo Livera, las mujeres somos chismosas, los hombres no.

Para la periodista, la omisión de las noticias donde las mujeres son protagonistas así como la omisión de sus opiniones es otra forma de violencia.

08/LGL/GG

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