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Programa materno alienta a reclusas cubanas

Por la Redacción

Federica Sotomayor se ve feliz con su hijo de cinco meses. El bebé está fuerte, sano, ríe a quien se le acerque y se va con cualquiera que le tienda los brazos para cargarlo, pero tanta alegría exterior apenas se refleja en el fondo de los ojos de la madre.

Aunque sonría, amamante y «le haga gracias» a su hijo, la mirada de Sotomayor, como la de su vecina de cuarto, y la de las más de 20 mujeres que por estos días conviven en el Hogar Materno de la Prisión de Mujeres de Occidente, es una mirada triste, desolada, inquietante.

La maternidad es quizás lo mejor que puede pasar en la vida de muchas de estas mujeres privadas de la libertad. Algo, sin embargo, está claro: la «bendición» traerá inevitablemente «el castigo» de la separación por uno, cinco, diez o «sabe Dios cuántos años».

Conocida popularmente como «Manto Negro», la prisión se encuentra a unos 20 kilómetros de La Habana y guarda a unos cientos de mujeres procedentes de las provincias de la zona occidental de la isla. La cifra exacta de reclusas, como las estadísticas de la población penal cubana, no son de dominio público.

Tampoco se conoce cuáles son los delitos más comunes, pero hay de todo: desde robo, encubrimiento, corrupción y receptación, hasta agresión y homicidio. No faltan las que llegan al extremo de responder con la violencia a un marido golpeador e incluso darle muerte.

El éxito del Hogar Materno, abierto hace menos de dos años puede verse en las estadísticas, según el médico Orestes González. Si en el año 2000 el número de embarazadas en la Prisión de Mujeres de Occidente fue de 18, para el 2003 la cifra ascendió a 48.

Cada vez son más las mujeres que optan por continuar un embarazo y esta realidad, según los especialistas de salud del centro penitenciario, responde a los éxitos del programa materno infantil implementado en prisiones y a las condiciones creadas para las embarazadas y las madres con sus hijas e hijos.

Entre los programas de salud considerados como prioritarios, se encuentra el de riesgo prenatal, que incluye una evaluación de todas las reclusas en edad fértil, asesoría y servicios de planificación familiar. También se pone énfasis en la prevención del cáncer cérvico uterino y detección del cáncer de mama.

Datos presentados en abril durante el Primer Congreso Nacional del Sistema de Salud Penitenciaria, revelan que en la actualidad cada reclusorio de la isla cuenta como mínimo con un puesto médico, personal médico durante las 24 horas del día y atención estomatológica.

Los quince programas de salud que se desarrollan en los establecimientos penitenciarios cubanos incluyen, entre otros, el de control de la tuberculosis, de las infecciones de transmisión sexual y el VIH/sida, la vigilancia nutricional, el enfrentamiento a la drogadicción y la atención al adulto mayor.

2004/GV/SM

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