Hay un ambiente bipolar. De un lado el pesimismo desesperanzador catastrófico. Del otro, el optimismo desbordante prometedor del paraíso terrenal. Necesito encontrar un punto medio.
Enero suele ser así. Tras apagarse las lucecitas de colores, el escenario queda desvalido. Además, hay lo que ahora se llama estrés posvacacional, que no es sino la pena que provoca el fin de las vacaciones.
Y, por si fuera poco, este año nos enfrentamos a una serie de reformas legales que impactan directamente la vida cotidiana de las personas.
Por otro lado, enero también abre simbólicamente nuevos inicios. Da la sensación de que la vida es cíclica y recomenzar es siempre una opción. Promete que las lecciones aprendidas pueden abrir un mejor presente. Y trae el ánimo y el aliento que precede una carrera de 100 metros planos.
Le digo, es bipolar.
Por eso, para encontrar el punto medio nada mejor que atenernos a unos cuantos datos. De ésos que brindan algunas certezas. Certezas que son como la meteorología. Es decir, probabilidades a las que un azar venturoso o desventuroso le puede cambiar todo el rostro.
Veamos: Todo indica que la violencia contra las mujeres no amainará. Feminicidio les parece a muchos gobernantes un concepto complejo, cuando no políticamente incorrecto. Así que el viento imperante puede ser: ignorar, justificar, omitir, mirar para otro lado.
Continuará el viento de chorro de parte de los sectores más conservadores del país, que seguirán intentando modificar leyes o políticas públicas para apuntalar una visión de sujeción y sometimiento de las mujeres. Particularmente de su cuerpo.
El dominio del cuerpo de las mujeres seguirá siendo el gran tema de este año. También los Derechos Humanos de personas no heterosexuales.
Huracanes se avistan para afianzar reformas legales a fin de garantizar la paridad. Letras chiquitas, puntos y comas incómodos, omisiones estarán presentes en cada intento.
A la par, cabe esperar una intensa observación mediática para desprestigiar y desacreditar la presencia de las mujeres en la toma de decisiones.
Asimismo, alerta de tsunami se avista por la reforma fiscal y las medidas que algunos gobiernos estatales toman para paliar su millonaria y poco transparente deuda interna. Estas medidas multiplicarán las jornadas de las mujeres y su vulnerabilidad económica.
¿Cómo enfrentar este clima? Se me ocurre que como lo hemos hecho otras veces: con firmeza, decisión, convicciones a toda prueba, alianzas, estrategias y… paso a paso.
La historia por los derechos de las mujeres está plagada de los obstáculos que han debido salvarse.
Ayer me preguntaban si será un año peor para las mujeres. ¿Peor comparado con cuál?, contesté.
Hay, sin duda, enormes barreras y obstáculos a la vista. Sin embargo, creo que el principal a dominar es la desesperanza. Quienes trabajamos por la igualdad debemos vacunarnos cada tanto.
Los retos son muchos y enormes. Pero ayuda saber que sólo nos corresponde construir nuestro trecho. A partir del camino que otras, otros, en otro momento, con otros retos y desafíos, construyeron.
El impermeable que puede cobijarnos este año lo proporciona la filósofa española Victoria Camps: “Cuando flaquean las certezas tenemos que voltear la mirada a las convicciones”. Recuérdenmelo, por favor, cuando lo necesite.
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*Periodista y feminista en Quintana Roo, México, e integrante de la Red Internacional de Periodistas con Visión de Género.
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