No usar métodos anticonceptivos o usarlos inadecuadamente coloca a las mujeres en riesgos de embarazos no deseados y de muerte por abortos mal practicados, señaló la jefa del Departamento de Educación y Población del Consejo Estatal de Población (Coespo), Alma Rosalía Alarcón.
Para la funcionaria, médica cirujana y partera, el abasto de anticonceptivos en el estado de Puebla es suficiente para la población que los demanda, el problema real es que un mínimo de población es el que llega a solicitarlos.
«La población tiene miedo y reservas para acercarse a la Secretaría de Salud (Ssa), hemos hecho encuestas que señalan que los jóvenes adquieren los anticonceptivos en las farmacias, con la consabida información fragmentada y a veces la falla en el método anticonceptivo», expuso.
«La información básica existe, pero no es suficiente, algo falla», dijo, y reconoció que en Puebla hay una cifra negra de embarazos no deseados y adolescentes.
De acuerdo con la secretaria técnica del Comité Promotor por una Maternidad sin Riesgos en México, María del Carmen Elu, el total de usuarias de métodos anticonceptivos en el país ascendió a 11 millones 300 mil en el año 2000, lo que representa 70.8 por ciento del total de mujeres en edad fértil que viven en pareja.
No obstante, señala Elu, el impacto de las acciones de planificación familiar no ha sido homogéneo en todo el país, pues en ocho entidades, entre ellas Puebla, la utilización tiene un retraso de 10 años respecto a la cifra nacional, con un uso inferior al 65 por ciento.
En Puebla, la población adolescente parece ser el grupo más vulnerable: 1.1 millones de personas tienen entre 15 y 24 años de edad, y se estima que la mitad mantiene relaciones sin protección antes de los 16 años.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), 10 por ciento del total de abortos en Latinoamérica se realizan entre jóvenes de 15 a 19 años de edad.
Según el estudio realizado por el Instituto Alan Guttmacher «Clandestine Abortion: A Reality in Latin America», en los programas de planificación familiar en México la oferta pública se reduce casi exclusivamente a la esterilización femenina y la inserción de dispositivos intrauterinos.
Los programas de salud reproductiva, dice el estudio, se dirigen casi exclusivamente a mujeres en edad fértil casadas o unidas, excluyendo de la atención a las adolescentes, mujeres sin pareja o sin hijos, así como a las mujeres infértiles, incluyendo a aquellas que presentaban problemas derivados del uso de anticonceptivos.
Incluso, añade, se excluye de los programas de planificación familiar a las mujeres que desean usar métodos anticonceptivos diferentes de los promovidos por los servicios de salud.
La certeza es que hay deficiencias en la información y la obtención del consentimiento de las mujeres afectadas, falta de atención a efectos secundarios y escaso control de la población femenina sobre sus propios procesos de reproducción.
Para la doctora Alarcón, sin embargo, la planificación familiar y los métodos anticonceptivos no son totalmente responsables en la disminución del número de hijos y la mortalidad materna, son las condiciones económicas las que deben tomarse en cuenta en esta dinámica.
Cabe mencionar, en este sentido, que un número importante de municipios con los menores porcentajes de mujeres con hijos nacidos vivos pertenecen a la mixteca, región que se caracteriza por ser árida y poco productiva.
Ahí el fenómeno migratorio es muy intenso, lo que ha convertido a esta región en la mayor expulsora de emigrantes a otras entidades del país y hacia Estados Unidos, pues las nulas oportunidades de desarrollo y la pobreza extrema empujan a la población a buscar otras opciones para sobrevivir.
En este sentido, las mujeres no han quedado al margen y han incrementado su participación en los movimientos migratorios, lo que en muchos casos ha contribuido a retrasar su fecundidad.
2003/KC/RGR
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