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¡Qué gran vergüenza!

Por Marta Guerrero González

El asesino Armando Medina Millet salió el viernes 14 de octubre de la cárcel, cuando apenas el 7 de septiembre la Corte había ratificado su sentencia de veinte años por el asesinato de su esposa Flora Iliana Abraham Mafud. La salida de este asesino, además de ser una burla para el Tribunal Superior de Justicia de la Nación y el del propio estado de Yucatán, es una afrenta para la sociedad.

Durante diez años, poco menos -pues Flora fue asesinada el 15 de noviembre de 1995- el reo utilizó el tráfico de influencias y versiones falsas sobre las pruebas y el suceder de los hechos. El gobernador Patricio Patrón Labiada se involucró en el caso para ejercer presión sobre el fallo en la revisión del caso de su supuesto amigo, quien ya antes había golpeado a su anterior esposa. La Corte estatal lo encontró culpable y lo sentenció a veinte años; sentencia, como dije, que ratificó la Suprema Corte de Justicia de la Nación.

Pues desde el viernes el asesino goza de su libertad, beneficio que le otorga la ley por reducción de condena a razón de dos días por cada uno que mantenga un buen comportamiento. Sin embargo, la decisión final la tomó el poder ejecutivo, es decir, el gobernador. Pasadas las cinco semanas de la sentencia, el asesino salió libre para rehacer su vida en la misma sociedad o en donde su gana le dé, mientras que la víctima, la mujer asesinada y su familia, no tendrán privilegio alguno.

Imagino el golpe brutal que le fue asestado por el sistema penitenciario a esa pobre familia. A eso le llamo burla. Y, naturalmente, surgen las preguntas: ¿cómo puede estar arrepentido y rehabilitado un asesino que no acepta su culpabilidad? Medina Millet es el asesino de su esposa; eso no tiene vuelta de hoja pues el condenado agotó todos los recursos legales disponibles y otros a su alcance para cambiar el veredicto y no lo consiguió. Por tanto, es culpable aunque lo niegue, mas no puede arrepentirse, ni mostrarse rehabilitado de algo que, según su propia versión, no cometió.

Me parece que es importante que nuestros señores legisladores revisaran la materia en esa franja de otorgar beneficios a culpables de delitos. Es deficiente la impartición de justicia, y si no, que se lo pregunten a las familias de las víctimas.

No podemos darnos el lujo de soltar a delincuentes que van a reincidir, como elos secuestradores, los violadores y muchos de los ladrones y asaltantes. Tenemos que endurecer las penas y no facilitar la calle a quienes no la merecen.

La salida del asesino Medina Millet es un duro golpe para los distintos poderes de gobierno, pero es un revés para todas las mujeres que padecen de alguna forma la violencia en casa, porque es ahí, precisamente en la casa, donde las mujeres son más golpeadas, violadas y vejadas; es dentro del hogar y casi siempre por un hombre conocido, cuando no un familiar cercano, como fue el caso de Medina Millet y su esposa asesinada. Da vergüenza.


*Periodista mexicana, integrante de la Red, nacional de Periodistas.

2005/YT

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