El próximo domingo se cumplen quince años de la muerte de la cantante mexicana María Amparo Ochoa Castaños, quien murió el 8 de febrero de 1994, víctima de cáncer de estómago en Culiacán, Sinaloa.
Ella fue la hija menor de 10 hermanos. Su padre, don Octaviano la llamaba cariñosamente Vida. En su familia todos cantaban.
Vida empezó a cantar desde niña. Cantaba en la escuela, en las festividades cívicas. Desde entonces ganó en diversos concursos.
Antes de ser cantante, Amparo estudió enfermería y posteriormente se graduó como maestra. Trabajó varios años como docente, como maestra rural y por último en la capital de su estado Culiacán.
En 1969 llegó a la Ciudad de México en donde ganó un concurso de aficionados en la radiodifusora XEW. En ese mismo año inició sus estudios en la Escuela Nacional de Música de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM)
Amparo Ochoa es considerada como un pilar de la música popular mexicana del siglo XX. A tres lustros de su desaparición física se escucha su voz por la radio y en sus discos.
Además de cantar en español, también lo hizo en las lenguas indígenas náhuatl, chontal y mayo.
Amparo mencionó en una entrevista que tuvo una infancia feliz. Que nunca la reprimieron, es más, siempre le dieron muchas alas.
Y de niña jugaba con sus hermanos a resortazos, pues menciona que «me tenía que defender».
Su interés por cantar profesionalmente surge a raíz de los acontecimientos de 1968 en México. Conoció entonces a Oscar Chávez, a Salvador El Negro Ojeda y a los Folkloristas, con quienes cantó en la UNAM.
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