Las mujeres se han destacado en el escenario de las artes visuales en la isla, pero es en los últimos años que se empieza a perfilar en Cuba la existencia de un discurso femenino en la plástica.
El tema volvió a ser objeto de polémicas en los círculos especializados a raíz de dos exposiciones de mujeres que coincidieron recientemente en importantes galerías de la capital, de acuerdo con el Servicio Especial de la Mujer.
Las jóvenes pintoras Aimee García y Yami Martínez expusieron su obra de manera independiente en la Casa de las Américas y el Centro Wifredo Lam, dos importantes instituciones culturales del país.
Martínez trabajó con utensilios domésticos, trozos de periódicos y materiales rústicos, reflexionando sobre el alcoholismo, el poder, la angustia de ser mujer y el miedo, en una muestra titulada «A presión».
El quehacer de García, nombrado «Sabor del Silencio», está caracterizado por el empleo de la imagen propia para explorar la identidad femenina desde el contexto doméstico.
Estas dos exposiciones confirman un criterio que toma cada vez más fuerza en la isla desde los años 80: la existencia de un discurso femenino en las artes visuales.
A juicio de no pocos especialistas, la plástica cubana ha estado determinada históricamente por una estructura patriarcal, donde predomina la exaltación de la virilidad y la cultura machista heredada de generación en generación.
«Si algo ha sido globalizado desde muy temprano en la sociedad humana ha sido el concepto de inferioridad de la mujer», asevera la crítica de arte Lázara Castellanos. Una de las secuelas más lacerantes de esta tendencia en Cuba ha sido la invisibilidad de muchas obras realizadas por mujeres.
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