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Si Andrés volviera

Por Cecilia Lavalle

Permítaseme la confiancita. Permítaseme que empiece llamándolo por su nombre, aunque en realidad debería ponerme de pie cuando le nombro. Y sí, me encantaría que volviera, incluso que se postulara para la presidencia. Aunque eso signifique una sacudida nacional. No. No me refiero a ese Andrés (por más que muchos quisieran). Me refiero a uno que luchó por darnos patria. A uno que falleció un 15 de abril de hace 154 años.

¿Qué pasaría sí Andrés Quintana Roo volviera?

¿Qué pensaría hoy de la Cámara de Diputados, el hombre que en 1813 arriesgó la vida para conformar un Congreso que fuera un auténtico órgano de representación popular? Cómo le explicaríamos que muchas y muchos de nuestros legisladores no sólo no responden a los intereses del pueblo sino que ni siquiera les importa nuestra opinión.

Cómo le diríamos que bajo la categoría de «plurinominales» diputados y diputadas no representan al pueblo sino a sus partidos políticos y, a veces, ni eso porque se declaran independientes. Cómo le contaríamos que algunas legisladoras y legisladores se ofrecen al mejor postor y negocian su voto en pesos y centavos.

¿Qué pensaría hoy de los partidos políticos el hombre de grandes ideales y profundas convicciones? Cómo le diríamos que tal parece que lo único importante ahora es el poder, y que para muchos da igual el color de la camiseta que para tal fin lleven puesta: puede ser tricolor o azul o amarilla o anaranjada o verde. O todas, una a la vez.

¿Qué pensaría hoy de nuestra Constitución el hombre que paso mil penurias para redactar, con sus ideas y con las de otros, la Constitución de 1814? Cómo le diríamos que las leyes que él veía como el gran marco para regular la vida de todos y todas, en realidad regulan dependiendo del abogado que litigue, de la persona de que se trate, del poder económico que represente o de las aspiraciones políticas que tenga; en especial si son para el 2006.

¿Qué pensaría de la Suprema Corte de Justicia el hombre que alguna vez ocupó la presidencia y, desde ahí, dio pasos fundamentales para lo que se antojaba imposible: la división entre el gobierno y el clero? Cómo le diríamos que ahora la Suprema Corte de Justicia después de tener diez años estudiando un problema limítrofe entre tres entidades no tiene para cuando resolver.

Cómo le explicaríamos que la dilación de la Corte mantuvo al borde de la anarquía a uno de los municipios más importantes del país y que para cuando resuelva ya no importara gran cosa.

¿Qué pensaría de los feminicidios el hombre que tuvo a una compañera de lucha sin igual. Cómo le explicaríamos que hay muchos hombres que consideran a las mujeres como un objeto al que se puede golpear, violar o matar, sin que eso signifique mayor cosa a menos que se les cuente por cientos y las mujeres hagamos un escándalo internacional.

Cómo le decimos que pese a que Leona Vicario a la hora del peligro y la guerra se mantuvo, como muchísimas otras mujeres, en la lucha a brazo partido con los varones, después las mujeres tardaríamos más de 140 años en obtener el derecho al voto y aún a hora a duras penas se consigue el derecho a conquistarlo.

¿Qué pensaría de muchos periodistas de nuestros días el hombre que editó un par de periódicos y escribió en varios otros sus ideas poniendo en peligro su vida? Cómo le diríamos que el oficio está muy desprestigiado, que muchos y muchas han hecho de él un negocio redondo porque los contubernios con el poder siempre dejan margen para el negocio.

Cómo le explicaríamos que la libertad de prensa por la que él luchó tiene ahora tal margen de discreción que periodistas sin ética son capaces de publicar calumnias y no tienen que rendirle cuentas a nadie. Cómo le contaríamos, también, que hay quienes aún pagan con su vida la osadía de decir alguna verdad.

¿Qué pasaría, en fin, si Andrés Quintana Roo volviera? Creo que buscaría a hombres y mujeres con ideales para recomponer a la patria. Creo que buscaría en todos los congresos del país a legisladores y legisladoras que en verdad creen que la política es para servir y no para servirse, que distinguen entre mercado y curul, y que entienden que representar no significa pasar por encima.

Creo que buscaría a hombres y mujeres que creen en la democracia; pero distinguiría entre demócratas y guaruras de una pseudo democracia: los primeros están dispuestos a correr sus riesgos, los segundos pretenden tutelarla so pretexto del interés supremo del Estado.

Creo que convocaría a jueces y juezas que respetan el valor de las leyes y entienden bien que el derecho si no sirve a la justicia no sirve para nada. Creo que se uniría a la lucha que llevamos a cabo muchas mujeres y no pocos hombres por la equidad a todos los niveles.

Creo que reuniría a las y los periodistas que saben del valor de la honestidad y que no venden su pluma aun a riesgo de su vida. Creo, en fin, que convocaría a las mejores ciudadanas y a los mejores ciudadanos para impulsar la construcción de un México renovado, sin corruptelas, sin impunidad, con un Estado de Derecho fuerte y una democracia de verdad. Ojalá fuera posible que Andrés Quintana Roo volviera.

Apreciaría sus comentarios: [email protected]

2005/CL/SJ

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