La adhesión de Ulises Ruiz al Acuerdo Nacional para la Igualdad entre Mujeres y Hombres «es sólo una simulación de que en Oaxaca hay interés por trabajar a favor de las mujeres».
Así lo señalaron las defensoras de derechos humanos Ana María Hernández Cárdenas y Yesica Sánchez Maya, del Colectivo Huaxyacac, al saber que Ulises Ruiz Ortiz firmó ayer dicho acuerdo, en el marco de la Reunión Nacional de Trabajo de Instancias de la Mujer, Comisiones Legislativas de Género en las entidades federativas y el Instituto Nacional de las Mujeres (Inmujeres), que se realiza desde el 25 de abril en esta ciudad.
Para las representantes estatales de Consorcio para el Diálogo Parlamentario y la Liga Mexicana por la Defensa de los Derechos Humanos (Limeddeh), en Oaxaca hay muchas razones para argumentar que el gobierno es indiferente ante la problemática que viven las mujeres en materia de educación, salud, derechos humanos, violencia y justicia.
«Ni las desapariciones, ni los asesinatos, ni la impunidad son identificados como un grave problema. Tampoco se reconoce la responsabilidad del gobierno en los sucesos y su erradicación no es un eje prioritario de la política de desarrollo social y de la gobernabilidad. De ahí que la violencia en contra de las mujeres sea un síntoma más de la grave crisis por la que atraviesa el estado de Oaxaca haciendo presente el feminicidio».
Ana María Hernández y Yesica Sánchez dieron a conocer que en Oaxaca aumenta en forma alarmante el número de casos de asesinatos y desapariciones de mujeres, ante la indiferencia gubernamental.
Mencionaron que aun cuando la Comisión Especial para Conocer y Dar Seguimiento a las Investigaciones Relacionadas con el Feminicidio en la República Mexicana y la Procuración de Justicia Vinculada de la XLIX Legislatura, presentaron en 2006 el informe de la situación en Oaxaca, las autoridades locales no han asumido con acciones contundentes la grave situación constatada en dicho documento.
Este informe revela que
Oaxaca ocupa el segundo lugar por número de homicidios en el contexto nacional. 52 niñas y mujeres fueron asesinadas entre enero de 2004 y junio de 2005 en Oaxaca, según datos de la Procuraduría General de Justicia del estado.
351 homicidios de niñas y mujeres sucedieron en el estado de Oaxaca, según datos del INEGI, entre 1999 y 2003. La mayoría de las víctimas, a diferencia de otras entidades, tenían entre 11 y 30 años de edad en el momento de ser asesinadas.
La información oficial señala que sólo hubo detenidos en 21.34 por ciento de los casos. Es la entidad de la República donde 75 por ciento de las mujeres (encuestadas en 2003) dijeron haber sufrido violencia. El número más alto en todo el país.
En 22 de los 52 casos reportados por la Procuraduría, las mujeres fueron asesinadas con el uso de la fuerza corporal masculina, con saña, crueldad y violencia extrema.
Un alto porcentaje de las mujeres asesinadas fueron agredidas sexualmente, antes y después del crimen.
En la información publicada por prensa se halló que 22.43 por ciento de las mujeres fueron asesinadas luego de una variedad de golpes, ahogamiento, asfixia, degollación y desnucamiento.
INDIFERENCIA
Ante tal situación, las activistas hicieron un llamado urgente para que la violencia contra las mujeres en Oaxaca sea un tema prioritario, tanto para la elaboración de políticas públicas, así como para que manera inmediata se homologue el marco legal interno al marco del derecho internacional de los derechos humanos.
Exigieron que se destituya de sus cargos a los funcionarios y funcionarias que han sido incapaces de hacer efectivo el derecho de las mujeres y de sus familias a tener un acceso real a la justicia, como son la fiscal Especializada en Delitos contra las Mujeres, la procuradora para la Defensa del Menor, la Mujer y la Familia, y los agentes del Ministerio Público.
También cuestionaron la actitud del Poder Legislativo que ha ignorado la Agenda Oaxaca de las Mujeres.
Además de los asesinatos, en Oaxaca siguen impunes y sin investigar los casos de al menos cuatro mujeres que desaparecieron sin motivo alguno.
Sánchez Maya añadió que la desaparición de Verónica Profesa Zárate López en 2004; Mericia Hernández, en 2005; Antonia, una mujer del Istmo, y de Eloyna Zárate Ventura en junio pasado, son sólo cuatro ejemplos.
«No podemos permitir que otra mujer desaparezca, eso es un síntoma grave de la indiferencia y la poca importancia que merece para las autoridades el tema», dijo.
07/SCH/CV/GG
