El fracaso a la hora de abordar la pobreza femenina y la falta de acceso de las mujeres a la riqueza y la participación política y social pone en peligro el logro de los objetivos de desarrollo que la comunidad internacional se ha comprometido a alcanzar antes del 2015, entre ellos la reducción a la mitad del porcentaje de población sumida en la pobreza y la plena escolarización de niños y niñas en todo el mundo.
Así lo dijeron los delegados y expertos reunidos durante esta semana y la próxima en la «Comisión sobre el Estatuto de las Mujeres» del Consejo Económico y Social de la ONU para estudiar cómo lograr que las políticas de lucha contra la pobreza, las actuaciones medio ambientales y las destinadas a la mitigación de los desastres naturales incluyan a las mujeres, informó la agencia informativa AMDpress.
De acuerdo con Cecilia Valdivielso, responsable de los asuntos de género y desarrollo del Banco Mundial, ignorar las desigualdades entre hombres y mujeres supone un alto costo para el bienestar de las poblaciones, para la capacidad de los países de crecer y estar bien gobernados, para la eficacia de la ayuda al desarrollo y, como resultado, para la reducción de la pobreza.
Valdivielso explicó que si, por ejemplo, las mujeres tuvieran acceso a los recursos agrícolas en el Africa Subsahariana se aumentaría la productividad del sector en 20 por ciento. Si la escolarización de niños y niñas en el continente fuera igualitaria se podría reducir la mortalidad infantil en 25 por ciento.
Para Wariara Mbugua, responsable de asuntos de género del Fondo de Población de la ONU cree que hay que adoptar una postura activa para lograr esos avances, en especial proporcionando a las mujeres acceso a créditos y tecnología y vinculando la erradicación de la pobreza con acceso a servicios de salud reproductiva.
Otro de los asuntos apuntados en el comienzo de la reunión tiene que ver con la coordinación de políticas económicas y sociales, esencial para luchar contra la feminización de la pobreza, según Joanne Sandler, vicedirectora del Programa de la ONU para el Desarrollo de las Mujeres.
A su juicio las políticas sociales no pueden dedicarse a revertir los efectos adversos que tienen sobre las mujeres las reducciones del gasto público y las privatizaciones de servicios gubernamentales.
La comisión también empezó a debatir la situación de las mujeres afganas, ejemplo para Angela King, adjunta al secretario general, de que las violaciones de los derechos de las mujeres acaban siendo con frecuencia un indicador de los conflictos que se enconan. King defendió la necesidad de que la Comisión aproveche la «oportunidad histórica» de ayudar a que las afganas recuperen el papel que les corresponde en la reconstrucción del país.
Sin embargo, Ndioro Ndiaye, vicedirectora de la Organización Internacional para las Migraciones, advirtió que no podrán participar plenamente en esas tareas hasta que las mujeres afganas hayan superado primero la «parálisis, provocada por años de aislamiento y opresión.
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