El 82 por ciento de las víctimas de la violencia son niñas y niños, quienes sufren maltrato físico y psicológico, seguido por las madres y otras mujeres miembros de la familia, destacó Lucy María Reidl Martínez, directora de la Facultad de Psicología (FP) de la UNAM, informa en un boletín la institución.
Al inaugurar el VI Encuentro Violencia y Vulnerabilidad, un reto para la psicología, la funcionaria detalló que este fenómeno se expresa de muchas formas y en diferentes contextos, según se desprende de la encuesta de la Asociación Mexicana contra la Violencia hacia las Mujeres, aplicada en nueve ciudades de México.
Puntualizó que este tema es un tópico de salud pública preocupante para diversos grupos sociales y académicos, y que ha sido abordado por médicos, abogados, sociólogos, antropólogos, economistas y psicólogos, al desenvolverse en un entorno preocupante para la mayoría de la colectividad.
Al referirse a cifras del Instituto de las Mujeres del Distrito Federal, dijo que nueve de cada diez casos de violencia doméstica son protagonizados por mujeres, de las cuales siete de cada decena son agredidas por sus parejas. En México el 70 por ciento de la población femenina asegura sufrir vejaciones por parte de sus cónyuges.
De igual modo, comentó que de acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI), en el país fallecen diariamente por causas violentas 30 mujeres en promedio, de las cuales poco más de 23 son por accidentes, y seis por homicidios y suicidios.
En el auditorio Luis Lara Tapia de la FP, Reidl Martínez apuntó que una de cada cinco muertes femeninas tiene lugar en el hogar; nueve de cada cien mujeres de quince años y más que conviven con sus compañeros, son objeto de agresiones físicas por parte de éstos, y ocho de cada cien padecen coacción de tipo sexual.
LA PÉRDIDA DE LA COMPASIÓN
Por su parte, Pablo Fernández, académico de la FP, dictó la conferencia Anestética de la Violencia, donde mencionó que esta manifestación es la presencia de una situación, persona o acontecimiento, que aparece abrupta y repentinamente al romper el flujo del pensamiento del observador.
De este modo, entre los objetos que ejercen su atracción se encuentra la violencia misma.
En este sentido, precisó que es de mucho impacto y de gran atractivo, es una forma de novedad. Catástrofes, tragedias, hecatombes, masacres y asesinatos son lo que se conoce hoy como información y los noticiarios tienen que dedicarse a la producción continua de víctimas para que haya noticias.
Al respecto, señaló que es un asunto donde se trata de impresionar a los demás al asumirse como la capacidad que tienen los objetos para cautivar al observador. De este modo, definió a la estética como una forma de sensibilidad, sin embargo, la necesidad de llamamiento creciente del marketing deshumaniza sucesivamente, de modo que cada nueva sensibilización requiera un impacto mayor.
Por ello, abundó, resulta más adecuado hablar de una anestética de la violencia, que consiste en el adormecimiento o atrofia de la compasión. Es la forma profunda de la frivolidad, la esencia de la superficialidad, cuando éstas se expanden hasta ocupar todo el espacio de la realidad, entonces la brutalidad se convierte en el modo normal de vida.
«Podría decirse que hoy por hoy la gente exige más virulencia como condición de atracción. Se vive en una sociedad en donde los objetos son capaces de atraer de una manera superficial, pero que no parecen tener capacidad alguna para mostrar lo que tienen más allá de la apariencia», subrayó.
Finalmente, sostuvo que la violencia de hoy es perfectamente acorde al tipo de pensamiento de la sociedad contemporánea y si se está satisfecho con este tipo de pensamiento, significa que también se está de acuerdo con esta conducta, concluye el boletín de la UNAM.
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