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Sumar nuestras voces, romper el silencio y actuar

Por Lucía Lagunes Huerta *

Mujeres diversas, no sólo por su nacionalidad, sino por los campos de acción en los que son líderes, se comprometieron a sumar sus voces, romper el silencio y actuar a favor de la vida de las mujeres y de su salud materna.

Provenientes de 13 países de América Latina y el Caribe, se comprometieron a colocar sus liderazgos para movilizar recursos, hacer del tema de mortalidad materna una prioridad en las agendas, construir redes que permitan reconocer la vida de las mujeres como prioridad.

Durante dos días, las lideresas latinoamericanas y caribeñas, reunidas en Lima, Perú, el pasado fin de semana, escucharon de voz de las expertas lo que se ha repetido en 100 años: la mortalidad materna es evitable, es prevenible si existe una verdadera voluntad política traducida en hechos concretos.

Convocadas por el Grupo de Trabajo Regional para la reducción de la muerte materna, a la Conferencia Regional de Mujeres Líderes, las participantes tomaron conciencia de que su liderazgo indudablemente puede incidir para salvar la vida de las mujeres y su vida misma.

Lideresas de Bolivia, Brasil, Colombia, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Guyana, Haití, Honduras, México, Nicaragua, Paraguay y Perú trabajarán, desde su ámbito de acción para dar visibilidad a la mortalidad materna y promover compromisos a todos los niveles de la sociedad: mujeres y hombres políticos, empresarios, periodistas, jueces, proveedores de salud, líderes indígenas, sindicalistas, académicos, cooperantes, activistas sociales y a la población en general.

Un tema fundamental fue mostrar dónde están los financiamientos para asegurar la salud de las mujeres, sobre todo la salud materna, reconociendo que para lograrla, es necesario que las mujeres decidan libremente si quieren o no tener descendencia, cuándo, cuántos y con quién tenerlos. Sin que esto altere su derecho al placer, al ejercicio pleno de la sexualidad.

Nada de esto se podrá lograr si las niñas y las jóvenes de nuestra región siguen enfrentando embarazos no deseados y después maternidades no deseadas. Hoy las estadísticas visibilizan embarazos en pequeñas de 10 años a 13 años de edad como el grupo etáreo con mayor mortalidad materna, niñas que no decidieron ser madres, y que muchos de esos embarazos fueron producto del incesto, de la violación cometida contra ellas.

Niñas que pierden la vida porque sus cuerpos, sus vidas no están preparadas para llevar a cabo un embarazo, niñas a las que les cerraron la posibilidad de vivir y contribuir con su desarrollo al desarrollo de su localidad, país, región.

Junto a ellas están las jóvenes, de hasta 15 años quienes viven también la mortalidad materna como una violación más a sus derechos, pues como lo dijo una joven lideresa peruana presente en la reunión las jóvenes también somos seres humanos y tenemos derechos.

Derechos que son negados al momento de no desarrollar espacios adecuados dentro de los servicios de salud y las escuelas para poder allegarse de información científica y de métodos anticonceptivos que les permita ejercer su sexualidad sin riesgo de embarazos no deseados ni de infecciones de transmisión sexual.

Nada de esto cambiará si no se asume la salud materna como prioridad, pues a estas alturas las metas planteadas para el Objetivo del Desarrollo del Milenio 5 no serán alcanzadas ni como país, México, ni como región.

No solo por falta de financiamiento, tanto el comprometido por los países ricos como los pobres, sino porque el costo de la salud se le ha recargado a las personas, el llamado gasto de bolsillo, ellas las mujeres que buscan tener una salud materna tienen que invertir en si mismas, pese a la «gratuidad de los servicios», pues tendrán que pagar medicinas y material médico, provocando con ello profundizar la desigualdad.

Desigualdad que en lo concreto se traduce entre la vida y la muerte.

Y porque se está a favor de la vida, es que 70 mujeres líderes sociales, empresariales, académicas, indígenas, jóvenes, juezas, magistradas, periodistas y políticas suman ahora sus voces para romper el silencio en cada uno de sus países para construir una cultura que valore la vida de las mujeres y actúe para salvarles la vida.

* Periodista mexicana, directora general de CIMAC, A.C.

10/LL/LR

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