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Tiene éxito la prohibición de la prostitución en Suecia

Por Miriam González

Son las nueve de la noche y las calles de Estocolmo y Malmskillnadsgatan, celebres por ser unas de las principales calles de la prostitución, están muertas; solían estar repletas de mujeres pero hoy sólo se pueden ver a tres trabajadoras sexuales.

Suecia ha reducido drásticamente la trata de personas y la prostitución mediante la prohibición de la compra de servicios sexuales, medida que para las trabajadoras sexuales las priva de sus medios de subsistencia y las hace más vulnerables a la violencia, reporta en su página Web la ONG The Woman’s UN Report ProgramNet Workl (WUNRN, por sus siglas en inglés).

Aún cuando la venta de servicios sexuales continúa siendo legal en este país, la compra y la intermediación de servicios sexuales se tipificaron como delito. La ley sueca, única en su tipo en todo el mundo, establece un máximo de seis años de prisión para los proxenetas y hasta 10 años para los tratantes de personas.

Para Jonas Trolle, inspector de la policía de Estocolmo, perteneciente a la unidad dedicada a la lucha contra el comercio sexual, el objetivo es claro «penalizar la demanda de servicios, donde ‘Los Johns’ (nombre que se les da a quienes explotan a las trabajadoras sexuales) estén tras las rejas, en lugar de poner en peligro emocional y físico a las mujeres».

Esta ley fue ratificada por el Parlamento sueco en 1999, momento en que los conservadores fueron los principales opositores a esta legislación argumentando que tal prohibición haría más difícil la vida para las mujeres.

«Hoy el 80 por ciento de la población esta de acuerdo con la ley», por lo que no se ha convertido en un tema controvertido entre los suecos, según el inspector de policía, informa WUNRN.

MENOR NÚMERO DE TRABAJADORAS SEXUALES

«En Estocolmo sólo tenemos entre 105 y 130 mujeres activas, tanto en Internet como en las calles, a diferencia de Oslo donde hay 5 mil, lo que ha repercutido en los países vecinos», añadió Trolle.

A pesar de la prohibición de la prostitución, el número de procesados por este delito en Suecia es sorprendentemente bajo, sólo un pequeño grupo de proxenetas han sido condenados a varios años de prisión, mientras que los clientes han logrado, hasta ahora, salir con el pago de sus multas.

La compra de sexo es difícil de probar, por lo que ‘Los Johns’ tiene que ser capturados en el acto; en 1999 sólo se condenaron a 11 Johns y durante el 2006 a 108, dijo Trolle.

Además, en su opinión, ha tomado tiempo que los miembros de la policía acepten la ley, la mayoría de los funcionarios han llegado a reconocer que la prostitución no es un negocio normal, añade el inspector de policía.

La prohibición de la compra de servicios sexuales es también la intención de lograr un cambio fundamental en las actitudes de la sociedad.

«Hoy en día, cada alumno aprende que la compra de sexo por dinero es ilegal, por lo que la próxima generación en Suecia tendrá en cuenta que esto es mucho menos común que lo que hacemos hoy, aseguró a Jonas Trolle.

Otro de los beneficios es la reducción de la trata de personas, de acuerdo con la policía sueca entre 400 a 600 mujeres extranjeras llegan a Suecia cada año para dedicarse a la prostitución, a diferencia de Finlandia –que es sólo la mitad del tamaño de Suecia– donde la trata de mujeres se facilita por la proximidad con Rusia y los países bálticos, donde se registran entre 10 mil y 15 mil mujeres.

Frente a este panorama, hoy Helsinki, estudia la posibilidad de introducir una ley basada en el modelo sueco; en Noruega, el Partido del Trabajo espera que el uso de una legislación similar ayude a combatir la trata de personas, especialmente el de mujeres, en su país.

CAMBIOS DE CONDICIONES DE TRABAJO

Al tratar el tema en su página, WUNRN presenta los testimonios de varias trabajadoras sexuales.

«Es difícil trabajar en estas condiciones, los clientes tiene miedo de ser atrapados, por lo que ahora acepto tener relaciones sexuales en sus automóviles por 55 euros, o estoy dispuesta a irme con chicos rudos que no quieren usar condón, porque necesito el dinero», confiesa Johanna de 35 años.

Durante la aprobación de la ley, las trabajadoras sexuales fueron quienes se opusieron a la criminalización de sus clientes, pues sentían que estaban siendo empujadas a ser víctimas y a la prohibición de sus medios de subsistencia.

Para Lisa, una mujer de 38 años quien lleva trabajando en las calles 12 años, el negocio se ha vuelto más duro y más peligroso, hay más competencia y más violencia.

AYUDA PARA LAS MUJERES

Los profesionales de la salud tienen sentimientos encontrados acerca de la prohibición.

Los casos de abuso y violación han aumentado considerablemente, la tasa de enfermedades de transmisión sexual también ha subido, porque la falta de ‘Johns’ las obliga a tener relaciones sexuales sin condón, a decir de Elena Cewers, enfermera de desde hace 15 años de una clínica de admisión para adictos a las drogas en Malmö, quien se ha convertido en una defensora de esta ley y considera que la prostitución debe ser abolida por completo.

Es cierto, no hay trabajadora sexual feliz, la mayoría de las que he conocido a lo largo de estos años han sido víctimas de abusos sexuales por familiares cuando eran jóvenes y tienen graves problemas emocionales, lo que las arrastra a esta profesión que no es normal por ningún motivo», dijo a WUNRN.

08/MG/CV

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