Inicio Una vida dedicada al encuentro con la palabra: Marcela Romero

Una vida dedicada al encuentro con la palabra: Marcela Romero

Por Carolina Velázquez

/México, DF, 9 jul 10 (CIMAC).- «Son puros cuentos son», es el nombre del espectáculo de narración oral con el que la mexicana, Marcela Romero celebra 20 años de trayectoria artística, acompañada de historias de tradición oral de Veracruz y música jarocha adaptada por Cecilia Pérez Urias y Gustavo Calzada Juárez, con quienes integra el grupo La Libélula.

Cantar y contar formas originarias de la expresión humana, de diversión y pasatiempo colectivos, modos también de comunicar, congregar y fortalecer los vínculos sociales, una propuesta con la que Marcela Romero comparte con el público «su palabra», producto de dos décadas de andanzas en la promoción cultural y la cuentería.

Además del espectáculo «Son puros cuentos son» otra parte de esta fiesta es la grabación de un CD en donde, bajo el mismo nombre y el sello La Libélula, interactúan historias y acordes para dar a conocer la música y la tradición oral veracruzana, riqueza cultural del sur de México.

Los cuentos que integran esta propuesta son: el conejo burlón, el chupamirto, la mulata de Córdoba, y Tajín y los siete truenos.

— ¿Para qué celebrar?

«Contar historias fue algo que inicié primero como una actividad paralela a mi trabajo profesional. Luego se convirtió en el eje de mi vida, en mi tarea fundamental. No es fácil vivir del cuento.

Por eso tener 20 años contando es un motivo para mi de celebración. A través del tiempo he ido acumulando historias que me permiten comunicarme mejor y llegar a comprenderme con los seres humanos.

«Hoy mi vida está dedicada a vivir del cuento, y a muchas otras cosas todas relacionadas con la narración oral. Aunque no por ello deje lo que es mi otra vida, la sociología y los asuntos internacionales, busco siempre comprender situaciones sociales a través de la narrativa. Es el caso de la migración laboral, con historias de trabajadores migrantes, y los cuentos de tradición oral indígena».

— ¿Qué te llevó a contar cuentos?

«La reacción de las otras personas. Ver la reacción de la gente frente a un texto. Notar como les puedes tocar en su ánimo. Darme cuenta de la posibilidad que tienes, al contar una historia, de acercarte al alma de la otra persona.

«Todo eso me hizo optar por dedicarme a la narración oral. Al hacerlo de manera continua, cuando hay un eco, es tan fuerte el resultado que casi te pasma. A pesar de que lo estás buscando te sorprende, te conmueve tanto, que quieres repetirlo una y otra vez».

— ¿Cuál es tu pulso de la contada de cuentos en México?

«Son muchos años de intentarlo y el resultado no es lo que quisiéramos. La población de la Ciudad de México no se acaba de rendir frente al gozo del encuentro con la palabra. Aún cuando vamos bien, los frutos no corresponden al esfuerzo que se ha hecho.

«Aquí en el DF, por ejemplo, hay muchas opciones. Ante tanta oferta, la gente acaba por aceptar lo más cotidiano: llegar a casa y descansar frente a la televisión.

«La cultura en el país todavía está regida por los medios masivos de comunicación. Si lo que haces no se conoce a través de la TV, es como si no lo hicieras. Las televisoras tienen un patrón de selección determinado que no incluye muchas otras formas de manifestación cultural que existen, diferentes, y que podrían ser opciones para la población».

— En México son más las mujeres que se dedican a la narración oral, ¿por qué?

«Creo que todavía no se ve del todo que la narración oral sea una profesión. No son muchos los hombres que se atreven, quizá, a arriesgarse a algo que parece tan poco reconocido, remunerado y seguro. Los hay y muy buenos, pero quizá esta incertidumbre la acogemos con menos angustia las mujeres.

«No es así en otros países, en donde los hombres tienen propuestas interesantísimas, tomando como centro las historias y la palabra, no la puesta teatral. Una característica es que no siempre viven sólo de contar cuentos y pueden dedicarse de manera relajada a la narración oral».

Promotora de la cultural y actriz con experiencia laboral en el sector público, Marcela Romero es una reconocida artista del género de la narración oral, no sólo en nuestro país, sino también en Canadá, Brasil, Costa Rica, Colombia, Cuba, España, Gran Bretaña e India, donde ha participado en festivales internacionales.

Recientemente integró, junto con Cecilia Pérez Urias y Gustavo Calzada Juárez, el grupo interdisciplinario denominado La Libélula, para unir un esfuerzo creativo que tuvo como resultado dos productos que llevan el mismo nombre.

Grabar un disco, luego de haber presentado el espectáculo «Son puros cuentos son» en 20 funciones, fue el resultado de una serie de coincidencias, dice Marcela Romero con una sonrisa que le ilumina el rostro.

«Fue algo que no había pensado. Se nos ocurrió a partir del espectáculo que presentamos con las historias y música de Veracruz. Cecilia se ha especializado en el violonchelo y habíamos planeado otro disco, no este. Tenemos montado un espectáculo con la vida de Mozart, su padre y Handel, con cuentos de Andersen.

«En el camino sucedió que Cecilia empezó a tocar jarana y junto con su compañero crearon una propuesta musical en la que mezclan varios instrumentos: jarana, violonchelo, contrabajo. Una cosa muy bonita. Fue entonces cuando pensamos, por qué no hacer algo como el espectáculo de Mozart, pero con jarana. Después de mostrar nuestro trabajo en 20 funciones de ‘Son puros cuentos son’, tomamos la decisión de hacer el CD».

Al hablar del disco una imagen le llega a la memoria.

«Cuando era niña, yo escuchaba un disco LP de Milissa Sierra, disfruté mucho su voz cuando narraba ‘El pájaro azul’. Y yo me dije: ojalá algún día mi voz acompañe también la infancia de muchas niñas y niños. Uno de los resultados del disco es que el público infantil lo está oyendo y les ha gustado».

Marcela Romero tiene «en la cabeza» tres próximas grabaciones, la todavía pendiente acerca de Mozart –producto de su espectáculo— y dos más de leyendas de tradición oral, para ello el único límite son los recursos, asegura, pues serán financiados con el dinero «de su bolsa» que aporten quienes integran el grupo La Libélula.

Además de contar cuentos, para público infantil y adulto, ha trabajado como internacionalista y socióloga en la Secretaría de Relaciones Exteriores, el Instituto Mexicano del Seguro Social, El Colegio de México y el Instituto Nacional Indigenista.

El espectáculo «Son puros cuentos son» y el CD fueron presentados la noche de este jueves en La Terraza del Gran Hotel de de la Ciudad de México, ubicado en el corazón del Centro Histórico del Distrito Federal, frente al zócalo capitalino.

10/CV/LR/LGL

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