Algunas partes del mundo se están urbanizando con tanta rapidez que las ciudades no pueden satisfacer la creciente demanda de servicios ambientales, de salud y educativos, aparte del empleo, la vivienda y el transporte de una población que podría duplicar su tamaño en menos de 25 años.
Tres cuartas partes de los que viven en las ciudades del mundo en desarrollo residen en tugurios o condiciones similares, frecuentemente sin acceso a saneamiento ni agua potable. Por estas condiciones insalubres, el rápido crecimiento demográfico en áreas urbanas está particularmente ligado a mayores problemas de salud.
Los tugurios urbanos tienen índices muy superiores de morbilidad que otras partes de las mismas ciudades, y los problemas sociales y de salud relacionados con el medio ambiente, la violencia, las lesiones y enfermedades no transmisibles son más comunes en su seno.
La planificación familiar, a pesar de ser una de las intervenciones más costo-eficaces, menos caras y con efectos sanitarios más duraderos, con frecuencia no se considera una estrategia esencial para mejorar la salud urbana.
Si bien no existe tanta disponibilidad de servicios de planificación familiar en las regiones remotas y rurales de los países menos desarrollados, por una variedad de razones culturales, financieras y sociales, los pobres en zonas urbanas tienen mayor dificultad en obtener dichos servicios que los residentes urbanos más afluentes.
Considerando que la mitad de la población mundial vive actualmente en zonas urbanas, debería considerarse como alta prioridad mejorar el acceso de los pobres a la planificación familiar en dichas zonas, especialmente considerando que la mayoría de los residentes urbanos en muchos países viven con menos de 2 dólares diarios.
RÁPIDO AUMENTO DE LOS NACIMIENTOS NO PLANEADOS
La mayoría de la población urbana (60 por ciento) no se debe a la inmigración de personas procedentes de áreas rurales, porque los nacimientos entre los residentes urbanos superan las defunciones.
Al haberse reducido la mortalidad infantil y de lactantes, ese índice de «incremento natural» se ha vuelto especialmente alto en las zonas urbanas del África subsahariana, algunas de las cuales están creciendo a razón de 4 por ciento por año. El fenomenal incremento en la población ha creado dificultades para los gobiernos y el medio ambiente.
Por otra parte las familias urbanas se enfrentan al mayor costo y complejidad que supone la vida en la ciudad, y desean tener menos hijos que los residentes rurales.
Muchas mujeres urbanas acaban con más hijos de los que dicen que pensaban tener y, si bien la mayoría de las mujeres urbanas afluentes disfrutan de acceso a métodos anticonceptivos, tanto en términos financieros como físicos es menor el acceso de las pobres a servicios reproductivos de alta calidad y a una variedad costeable de métodos anticonceptivos que satisfagan sus necesidades.
El crecimiento en zonas urbanas continúa, por lo que no debe subestimarse la importancia de permitir acceso equitativo a métodos anticonceptivos, para reducir el número de nacimientos no planeados ni deseados. Se trata de una de las inversiones más sensatas y costo-eficaces que los planificadores urbanos pueden hacer.
* Asesora de alto nivel en temas normativos en Population Reference Bureau
11/KR/RMB/LGL