La violencia contra las mujeres funciona como un mecanismo para mantener la autoridad de los hombres y refuerza los dogmas de género vigentes, en virtud de sus funciones punitiva y de control.
Lo anterior quedó de manifiesto durante la presentación del Estudio a fondo sobre todas las formas de violencia contra la mujer, que se dio a conocer en la Cámara de Diputados el pasado viernes 30 de noviembre, durante el Foro Violencia de Género, organizado por el Centro de Estudios para el Adelanto de las Mujeres y la Equidad de Género (CEAMEG).
En el marco de dicho foro, la directora del CEAMEG, María de los Ángeles Corte Ríos, subrayó que el reconocimiento de los problemas sociales que genera violencia contra las mujeres y su ingreso a la agenda pública se dio a partir de los 70, cuando diversos grupos de mujeres organizadas colocaron el tema de la violencia como un problema social.
La profesora Corte abundó en que fue entonces cuando se consideró que debía salir del ámbito íntimo al privado y reconocerse como un problema de violación y discriminación en materia de derechos en contra de las mujeres.
Asimismo, reconoció que todavía es escasa la información documentada sobre los factores protectores y detonadores de la violencia contra las mujeres, y que hay poca confiabilidad acerca del volumen de la demanda de servicios y su desagregación por tipos (salud, seguridad, sistema judicial, vivienda).
De acuerdo con el estudio Género, Mujeres. Temas selectos, realizado recientemente por el Centro de Estudios para el Adelanto de las Mujeres y la Equidad de Género de la Cámara de Diputados, también falta sensibilización y capacitación para el personal encargado de prestar los servicios, además de que son muy escasos los recursos presupuestales dedicados a atender las diversas dimensiones del problema.
Destaca el texto que también hace falta un piso jurídico de los derechos humanos de las mujeres en todo el país, para impedir que leyes y políticas discriminatorias en contra de las mujeres limiten sus derechos humanos y su empoderamiento.
Asimismo, señala que en la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia se define el feminicidio como la forma extrema de violencia de género en contra de las mujeres y la manifestación más desconocida de la violación de sus derechos humanos en los ámbitos público y privado.
Advierte que la misoginia, considerada como el desprecio hacia las mujeres, puede conllevar prácticas y valores que justifican y toleran diversas formas o perpetran violencia en contra de las mujeres, desde insultos, vejaciones, hasta el homicidio, incluyendo la justificación de la impunidad social o la omisión en los actos de justicia a las víctimas.
En 2004, revela el estudio, 1 mil 205 niñas y mujeres fueron asesinadas en todo el país, lo que significa que en promedio 3 niñas y mujeres fueron asesinadas cada día. Agrega que entre 1999 y 2005, más de 6 mil niñas y mujeres fueron asesinadas en todo el país.
De igual forma, el informe de noviembre de 2006 de la Comisión Nacional de Derechos Humanos reconoce 263 mujeres asesinadas y 4 mil 500 desaparecidas en Ciudad Juárez, Chihuahua, aunque la comisionada para Prevenir y Erradicar la Violencia contra las Mujeres en Ciudad Juárez, Guadalupe Morfín, reporta 323 mujeres asesinadas y Amnistía Internacional reporta 370.
Para finalizar, señala que el feminicidio es el resultado de la violación reiterada y sistemática de los derechos humanos de las mujeres. Su común denominador es el género: niñas y mujeres son violentadas con crueldad por el sólo hecho de ser mujeres.
En algunos casos, son asesinadas como culminación de la violencia social, pública o privada, tolerada o auspiciada por la omisión de sanciones que la combatan o por la impunidad de los victimarios y perpetradores de la violencia, concluye el estudio realizado por el Centro de Estudios para el Adelanto de las Mujeres y la Equidad de Género de la Cámara de Diputados.
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