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Vive Honduras una insurrección popular contra usurpadores

Por Guadalupe Gómez Quintana

Vivimos en Honduras una insurrección popular, un levantamiento con la decidida participación de las mujeres, en contra de las fuerzas armadas y el grupo oligárquico que derrocó al presidente democráticamente electo Manuel Zelaya, pero el costo es alto y la situación de la población civil, incluida la niñez, es crítica, la vida cotidiana está alterada y la brutal represión tiene como blanco principal a la juventud.

Berta Cazares Flores, candidata independiente a la presidencia de Honduras y dirigente nacional de Organizaciones Populares e Indígenas de Honduras, describe así a Cimacnoticias vía telefónica la situación de su país, tres días después de que los altos mandos militares, la mayoría del Congreso y la Corte Suprema derrocaron al presidente y su gabinete, el mismo día en que se llevaría a cabo una consulta popular para la eventual realización de una constituyente.

Y mientras pesa sobre ella una orden de captura y juicio inmediato emitido ayer por la Suprema Corte, y contra otros 29 dirigentes sociales, hace un llamado «a las organizaciones sociales, a las defensoras de derechos humanos y al a prensa nacional a que vengan a este país, donde la población civil está siendo reprimida por defender el Estado democrático».

DESAFÍO CIVIL Y DETENCIONES

En vísperas de que las organizaciones sociales realicen otra manifestación frente a la casa de gobierno, afirma que con todo y toque de queda, militarización y represión en todo el territorio, la población se defiende y rechaza a los soldados, como sucedió ya en Olancho, donde la gente se armó contra el Ejército y logró expulsarlo, lo mismo que sucedió en El Danto.

De Olancho, tierra natal de Zelaya, ocho camiones intentaron salir rumbo a Tegucigalpa para sumarse a los enfrentamientos con el Ejército, pero fueron detenidos en El Limón, una aldea de ese departamento y recibidos a ráfagas de metralla contra las llantas de los vehículos.

Hay cientos de heridos en el país, sobre todo jóvenes, señala la lideresa. En Ciudad Progreso la represión fue brutal sobre ellos, quizá porque esta es una histórica zona de lucha social. Ahí detuvieron a Martha Ilean Hernández, una ciudadana que no pertenece a ninguna organización, pero participaba en la protesta.

Detuvieron también a Carlos Hueso, de Comunicación Comunitaria (Comun); a Joel Martínez Paz y al abogado Marcelino Martínez, de la organización rural Mártires Guaymas; a Herzog Adolfo Guajardo y Junior Arturo Antunes, de la Central Nacional de Trabajadores del Campo (CNTC).

También han detenido con violencia a personas no activistas, pero identificadas por apoyar la 4ª urna, como el caricaturista Alan Mc Donald, quien al momento de ser agredido estaba con su hija de 17 meses.

En las áreas rurales e indígenas, detalla la activista, la situación es muy crítica, como de San Francisco de Ocaña, donde el Ejército está apostado como en la dictadura de los 80, con ametralladoras frente a la población civil, sitiando municipios, carreteras. «Ahí es donde deben ir los medios, para que vean qué está pasando realmente», señala.

Sin embargo, la gente, narra Cazares, sigue desafiando el estado de sitio, el toque de queda, la prohibición de transportarse por el país, los retenes militarse que hay por todo el país. Cientos de personas de las áreas rurales, de maestras, maestros, de indígenas avanzan a pie o en «jalones» («aventones») hacia la capital.

Se sabe, dice, que hay también orden de captura y juicio inmediato contra Carlos Reyes, Juan Barahon y Rafael Alegría, entre otros. Y que la Corte Suprema prepara acciones jurídicas desde el Ministerio Público contra el presidente Zelaya, con fechas atrasadas.

Afirma que detrás de la operación represiva contra la población civil está «un personaje nefasto» para las organizaciones sociales, además de Romero Vázquez Velázquez: Billi Joya, creador del Escuadrón de la Muerte 316, con la asesoría de John Dimitri Negroponte, agente de la CIA y embajador de Estados Unidos en Honduras durante los 80.

Pero, por otro lado, dice la candidata independiente a la presidencia, «es maravillosa la manera en que el pueblo se está empoderando, cómo se ha fortalecido», cómo resiste y se organiza.

FRENTE DE RESISTENCIA POPULAR

— Pero hubo ayer en el Parque Nacional una manifestación de apoyo al régimen impuesto, encabezado por Roberto Michelleti…

— El gobierno usurpador obligó, amenazando con el despido, a obreros de la empresa privada, de maquiladoras, a vestir camisetas blancas para manifestarse en presunto apoyo a los golpistas, en actos que llaman «disuasivos», de «conciliación», de «diálogo».

Pero, aclara, quienes integramos el recién formado Frente de Resistencia Popular de Honduras decidimos no acudir a ningún llamado de supuesta conciliación. «No tenemos ninguna negociación posible. Nuestro presidente se llama Manuel Zelaya, a él lo elegimos y queremos que nos gobierne hasta el fin de su mandato, en noviembre próximo».

El Frente de Resistencia Popular a que hace referencia la candidata presidencial, llamado también Coordinadora Nacional de Resistencia Popular (CNRP), agrupa todos los sectores populares de Honduras, señala el boletín informativo número 1 emitido ayer por las Comunidades Campesinas y Urbanas Solidarias con Alternativas-Alianza Mexicana por la Autodeterminación de los Pueblos (Comcausa-AMAP).

Lo integran: el Sindicato de Trabajadores de Bebidas y Similares (STIByS) miembro del Bloque Popular; el Consejo Cívico de Organizaciones Populares e Indígenas de Honduras (COPINH) liderada por Berta Cazares; la Vía Campesina, el Sindicato de Comunicaciones; el magisterio organizado, Organizaciones no Gubernamentales defensoras de los Derechos Humanos; organizaciones y colectivos de mujeres; organizaciones garífunas; la Unidad Popular Revolucionaria y la Coordinadora de Jóvenes Mesoamericano capítulo Honduras (JCMH); activistas fundadores del Foro Mesoamericano de los Pueblos, entre otras.

Se oponen a la imposiciónde megaproyectos hidroléctricos, acuerdos de libre comercio, bases militares, biodiversidad vendida a trasnacionales, violación a derechos autonómicos de los pueblos lencas, lempira, garífunas entre otros grupos originarios, y a la violación a los contratos de trabajo colectivos de los sindicatos a cambio de flexibilidad laboral. Pero apoyan «una ruta incluyente, a favor de una alternativa de vida desde los pueblos con soberanía alimentaria, manejo propio de sus recursos naturales, trabajo seguro y bien remunerado».

VIDA ALTERADA

— ¿Cómo enfrenta la población civil, particularmente las mujeres, la actual situación, ya que medios hondureños e incluso internacionales insisten en que simplemente hay un cambio de gobierno?

— La participación de las mujeres, de las compañeras, es fundamental, decisiva, en el levantamiento. Desde antes de la consulta, la mayoría de quienes recuperaron las 15 mil urnas de la base aérea fueron mujeres. Ellas están en las barricadas, en las ideas creativas para la defensa, en la solidaridad a los manifestantes.

También están preocupadas y rechazan que el ejército esté reclutando por la fuerza a jóvenes en localidades como San Esteban, San Francisco de Paz, Silca, Olancho, lo que constituye un grave retroceso, pues son las mujeres han luchado en este país para abolir el servicio militar obligatorio.

— ¿Y la niñez?

— La situación de la niñez con la militarización es triste, en general para las familias. Las escuelas no están trabajando de forma normal, no se está atendiendo al sistema educativo. Y, hay que denunciarlo, los soldados han gaseado también a niños. Los menores de 18 años son un claro blanco del ejército. En la represión de ayer, se vio a los soldados persiguiendo a estudiantes, a adolescentes que se manifestaban.

Además, la campaña mediática continúa y en la medida de que esto se alargue se dañará aún más psicológicamente a la infancia. La situación es también de tensión para las hijas e hijos de dirigentes sociales, de activistas, porque toda la vida cotidiana del país está alterada.

La situación, detalla, es más crítica en Tegucigalpa, porque a más represión menos luz. Están tratando de generar pánico con rumores de que se cerrarán los centros comerciales aunque no toda la gente por fortuna compra en esos comercios, sino en mercados.

El toque de queda evidentemente que distorsiona la vida cotidiana de la ciudadanía, pero afecta también a las empresas privadas y comerciales de Honduras y los dueños de los comercios están muy preocupados ya que muy temprano está todo cerrado y ya no tienen ventas.

El magisterio nacional ha llamado a sumarse a la movilización y las maestras y los maestros están teniendo una participación muy activa en la defensa del orden constitucional.

— ¿Hay efectivamente deserción militar?

— Hay repliegue de soldados en Catacama, en Cortés, Coluteca, como una forma de rechazar la tarea que les han encomendado contra la población civil. En San Pedro Sula los soldados no quisieron disparar contra el pueblo, como les habían ordenado. Por eso llamamos a las bases de las Fuerzas Armadas para que no obedezcan órdenes, para que se sumen a la lucha del pueblo.

EL JUEVES

— ¿Qué esperan para el jueves, día anunciado por Manuel Zelaya para su retorno al país?

— Para el jueves la tensión volverá a crecer. Por eso llamamos al movimiento social y a las organizaciones en defensa de los derechos humanos internacionales para que vengan a Honduras, que den cobertura, que acudan en delegaciones, en apoyo a la población civil.

Para el jueves, agrega, tratamos de organizar el cuidado de las y los participantes. Sabemos que estamos expuestos, pero nuestra ventaja es la protección y organización colectiva, por eso pedimos la presencia de organizaciones de derechos humanos, de movimiento sociales continentales, de medios extranjeros.

Esperamos que ese día por la mañana llegue Rigoberta Menchú, junto con otras personalidades, como Mirna Anaya, activista de la Corte Suprema de El Salvador, y también Adolfo Pérez Esquivel.

Mientras tanto, Berta Zelaya se prepara –con una orden de captura en su contra y con la evidencia de que «el sicariato es algo terrible en Honduras»– para la marcha que realizan hoy miércoles las organizaciones civiles «frente al cordón del ejército», a tres cuadras de la casa donde ella espera estar.

09/GG

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