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Voto por Voto ¿Quién les cree?

Por la Redacción

El proceso electoral no ha terminado. Existe duda fundada sobre el uso de las cifras. Todas nosotras vimos cómo se acomodaron las cifras del conteo de actas en un sistema electrónico. Los resultados pudieron cambiarse.

Clinton Eugen Curtis, el 13 de diciembre de 2004, ante un tribunal electoral en Ohio, Florida, bajo juramento, declaró que él mismo programó un código de fuente para modificar los votos presidenciales en el distrito de Ohio. Declaró que dicha modificación no se detecta a menos que se conozca la fuente. Que solamente ordenó al sistema electrónico convertir el voto 51 en 49.

Declaró que fue contratado por el hoy diputado Tom Feney. El video puede verse en la página youtube.com.

Por eso la duda es pertinente. A pesar de las horas televisivas de «expertos», los mismos testaferros de siempre, que explican a la gente que eso es imposible. José Woldenberg, ex presidente del IFE, dijo 9 veces por televisión, entre el 3 y 6 de julio que un algoritmo en el sistema del IFE, no sólo era imposible, sino «absurdo», una broma pues.

Nos trató a hombres y mujeres como idiotas.

María de Lourdes Fournier, experta en temas actuariales y análisis de encuestas de la UAM/Xochimilco dijo a La Jornada, que el algoritmo es conocer los pasos a seguir para obtener el resultado requerido en un programa de computación electrónica. Que se hace y conoce, que se puede hacer, es decir que probablemente se hizo.

Si la cosa no es imaginación terca de una oposición irracional, de transgresores y transgresoras necias. ¿Cuánto les gusta? 3 por casilla, por 130 mil y tantas casillas, igual a 250 mil votos aproximadamente. ¿Les suena?

Y es que estamos todas locas, necias, tontas?….!no¡

El experto que en Florida situó este fraude cibernético fue requerido por la jueza que aparece en el video sobre la forma de enderezar este entuerto. La respuesta que puede escucharse es clara. La única forma de resolverlo es contando voto por voto.

Abrir todas las casillas, todos los paquetes.

Por ello no puede afirmarse que la coalición Por el Bien de Todos esté despreciando a ciudadanas y ciudadanos que contaron los votos en las casillas, como parte de una tarea cívica admirable.

Lo que sí busca es certificar que algo tan horrendo y perverso como lo de Florida, pudo ocurrir, cosa en que las y los ciudadanos que participaron en la jornada electoral, nada tuvieron que ver. No es de ellos de quien se desconfía. .

De lo que no parece haber duda alguna es cómo sucedieron varias cosas contantes y sonantes. Que las personas conocen, vivieron y deben recordar.

1.- Que el presidente Fox sin recato alguno y sin cuidar su investidura utilizó instituciones y recursos públicos para favorecer a Felipe Calderón.

2.-Que, cómo sintetizó Fernando del Paso en el Zócalo el sábado 8 de julio, hay dos sombras que se ciernen sobre el proceso electoral: la violencia y el fraude.

3.Que el odio, la desconfianza, y el miedo fueron sembrados, día a día, mes con mes, hora por hora, por los panistas/yunqueros que organizaron la campaña de difusión en la que se regodeó Felipe Calderón y que eso es, para cualquier analista elemental, una guerra sucia que las ciudadanas y ciudadanos del pueblo de México no nos merecíamos.

Nos colocó el PAN y no el PRD, en la antesala de un diferendo profundo a todas y todos los mexicanos. Dijéramos en la antesala del odio.

Probablemente por ello las mujeres progresistas del país intuyen que un gobierno manchado sería absolutamente inaceptable. Que ahondaría la discriminación femenina. Que un grupo como el que busca quedarse en el gobierno de nuestro país, cuenta con un poder represor capaz de amenazar a la democracia.

Y muchas estamos en contra porque las mujeres queremos una democracia incluyente, moderna, transparente y efectiva.

Lo sabemos porque constituimos la otra parte de la sociedad, una sometida, discriminada y oprimida.

También sabemos que la violencia que se cierne contra nosotras en la vida cotidiana, pública y privada, se ancla en un sistema opresor, no sólo dirigido mayoritariamente por hombres que se sienten superiores a las mujeres, sino por hombres que sintiéndose superiores a las mujeres son ejecutores de la violencia institucional.

Quienes con «mano firme» buscan arrasar cualquier inconformidad, que no soporta la trasgresión, bueno ni siquiera la desobediencia civil, que en otros años inauguró el PAN precisamente.

Son los mismos que consideran que las mujeres debemos volver a la casa, que somos lavadoras de dos patas, que debíamos dedicarnos exclusivamente y nada más, a los hijos y a los hombres padres de los hijos, los que nos retirarán la anticoncepción de emergencia, que simularán ser democráticos y genéricos para disminuirnos y aplastarnos.

Son esos mismos señores que desviaron 30 millones del presupuesto para dárselos a PROVIDA, los mismos que se opusieron a la Ley de Educación Sexual, a la ley de Acceso a una Vida sin Violencia para las Mujeres.

Los mismos que no aceptaron modificaciones a la Ley de Salud en materia de derechos sexuales y reproductivos, los mismos que se oponen a resolver el problema de salud pública que constituye el aborto clandestino, los que ponen diques a la difusión de nuestros derechos, los que no aprueban suficientes presupuestos para atajar la violencia contra las mujeres, los mismos que mandan a sus mujeres a estar en contra de las mujeres. Los que promueven la prostitución y degradación de las mujeres.
.
Los mismos que postulan la desigualdad como algo natural y certificado por Dios.

Ser mexicana, morena, india, obrera, mesera, costurera, trabajadora de empresa maquiladora, maestra, pequeña comerciante, vendedora ambulante, empresaria mediana, cultura de belleza, modelo, bailarina, actriz, cocinera, estudiante, enfermera, alcaldesa, diputada local, profesionista independiente, artesana, es lo mismo que cosa, desechable, odiable, manejable, conquistable, manipulable, embarazable, abusable, es decir, casi nada que importe a nadie. Y por tanto si se hiere, mata u ofende a una de nosotras, no pasa nada, es natural.

Lo que no saben es que ya no nos lo creemos muchas de nosotras y que no somos pocas y que no estamos varadas a la mitad de un camino. No saben que pensamos, tomamos decisiones y que durante el tiempo que sea necesario muchas, muchas de nosotras estaremos en pie de lucha por la democracia y por nuestros derechos humanos inalienables e intransferibles.

Contar Voto por Voto es la exigencia.

* Periodista y feminista mexicana

06/SL/LR

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