Para quienes ejercemos el periodismo, la libertad de expresión se ha tornado una quimera pues a pesar de de ser un instrumento vital para su ejercicio, practicarla se ha tornado peligrosa para las y los periodistas por la creciente represión.
Y es que en México y otros países como Afganistán escribir o defender los derechos humanos tiene un costo político altísimo que bien cuesta hasta la vida y la estabilidad familiar de los comunicadores como a Zakia Kari, activista y periodista afgana comprometida con la defensa dos derechos humanos de las mujeres en Afganistán.
Zakia Kari había denunciado en múltiples ocasiones que recibía amenazas de muerte de varios jefes mujaidines, sobre todo tras las críticas contra los talibanes y la defensa de la emancipación femenina que había realizado en varios programas.
En 2001 tras la caída del régimen Talibán y con apoyo económico del extranjero, Kari fundó Sada-e-Solh (Radio Paz) en la provincia de Parwan al nordeste del país única radio autónoma de la zona. Para Zakia Sada-e-Solh era: «una casa comunitaria para los habitantes, el único lugar donde se atreven a hablar libremente».
La organización Reporteros Sin Fronteras señala que a pesar de las amenazas y la oposición, los jefes locales de Jamiat-e-islami le llegaron a prohibir entrevistar a mujeres por la calle para sus programas, pero ella seguía trabajando y luchando a favor de las libertades».
Su activismo llevó a Zakia a fundar la escuela para niñas en la provincia de Jabulssara y en 2003, Zakia forma parte de la Asamblea Constituyente del país y se convierte en la principal adversaria de Samia Sadat en las elecciones legislativas de 2005.
La periodista y Sadat llegaron a enfrentarse en varias ocasiones y intentó que cerrasen Radio Paz, por considerarla un instrumento de propaganda al servicio de sus adversarios políticos. La solicitud no prosperó.
El 6 de junio de 2007 Zakia Zaki es asesinada en su domicilio delante de su hijo de dos años de edad. Las organizaciones defensoras de derechos humanos y libertad de expresión, nacionales e internacionales, levantan la voz para pedir el esclarecimiento de su asesinato, el gobierno Afgano de compromete a aclarar el crimen.
En el aniversario luctuoso su familia rinde un homenaje a Zakia al inaugurar un centro en Jabalussaraj que lleva su nombre.
Al dirigir las palabras en ese homenaje póstumo, su marido, Abdul Alah Ranjbar, señala. «Era lo que ella quería y había empezado este trabajo antes de que la mataran. Yo, y mi familia, tenemos la obligación de mantener viva su memoria. Pienso que, desde el asesinato de Zakia, las mujeres periodistas tienen miedo; la impunidad ha contribuido a aterrorizar a sus colegas».
Zakia Zaki es asesinada a los 35 años de edad sin que a la fecha haya indicios de quiénes son los asesinos. Ella nos hereda la lucha por la defensa a la libertad de expresión y el derecho a la información de las personas así como el reconocimiento a la ciudadanía de las mujeres afganas.
* Fotógrafa y feminista mexicana, coordinadora del área de Redes de Comunicación e Información de la Mujer AC (CIMAC).
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