Sebastiana Vázquez, partera tzetzal que dirige la Casa de la Salud de Chalchihuitán, Chiapas, lamentó que las mujeres indígenas sean consideradas como «objetos desechables o intercambiables en sus comunidades. Se cambia a las niñas –no en todos lados—por trago o comida para que se vayan con los señores grandes».
Asistente a la Tercera Sesión del Foro Permanente Indígena que se realiza en la ONU, Vázquez denunció además que aún persiste negligencia comunitaria e institucional que conduce a miles de mujeres a la muerte.
En entrevista previa a su partida hacia el foro que se lleva al cabo en Nueva York, Sebastiana reconoció que las costumbres indígenas benefician o violentan a las mujeres.
Para la indígena tzetzal –una de las cuatro mexicanas asistentes al encuentro–, los usos y costumbres que importan son el idioma, conservar la vestimenta y algunas fiestas o ceremonias.
Por ello se pronunció porque desaparezcan «las violaciones a los derechos de las mujeres», en particular las que les niegan sus decisiones y ponen en riesgo su salud.
Tras 16 años de experiencia en el trabajo con parteras tradicionales, lamentó que por un lado los maridos no les permitan a las esposas salir al hospital cuando tienen complicaciones «y mejor las dejan morir», mientras que en los hospitales no las reciben y «las traen brinco y brinco» de un nosocomio a otro.
Datos de la Coordinadora Nacional de Mujeres Indígenas (CNMI), revelan la tasa promedio para zonas indígenas de México es de 151 muertes por cada cien mil nacidos vivos –tres veces más alta que la tasa nacional– que es de 51 decesos.
Dijo que para respetar el derecho a la salud, los hospitales deben atender a las embarazadas cuando se presenta una emergencia, además de contar con traductores en las zonas indígenas, indicó la fundadora de la Casa de la Salud, dependiente de la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas (CDI).
2004/MR/GV