Temerosas, confusas e indecisas se muestran las liderezas que se dedican al sindicalismo, quienes trabajan sin trascender, sostuvo Dolly Ortiz, representante de las mujeres de Baja Verapaz en el Sindicato de Trabajadores de la Educación de Guatemala (STEG).
Las activistas femeninas son relegadas a un segundo plano, debido a que las dirigencias están copadas por hombres; el trabajo de hormiga es responsabilidad del sexo opuesto, agregó Ortiz.
A pesar de estos obstáculos, las mujeres luchan por reivindicar sus espacios, por lo que algunos tabúes han quedado atrás, como el temor de hablar de equidad de género, que anteriormente era motivo de burla entre las organizaciones, señaló la entrevistada.
Ortiz indicó que en sus hogares todavía sufren la represión de sus compañeros, quienes les recriminan por dedicar más tiempo al sindicato y poco a la casa, sin embargo en una sociedad moderna debe desaparecer el machismo.
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