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La migración femenina varía según los países de origen

Por Carolina Velásquez

La importancia de la migración femenina actual en el mundo, en aumento desde los años 60 y apenas visible en las investigaciones a partir de los 90, varía según los distintos países de origen y no presenta la misma tendencia en los países de destino.

Varios son los factores que contribuyen a la selección sexual de la migración internacional, añadió la socióloga española Trinidad Vicente, al participar en el Congreso Internacional sobre Derechos Humanos de las Mujeres Migrantes: Acciones para su Protección, que se realiza en esta capital.

Las condiciones en las sociedades de origen y las políticas migratorias de los países receptores son algunos de los más significativos y han contribuido a determinar la presencia femenina en los movimientos migratorios.

Así, en las mujeres árabes la reunificación familiar, como esposas o hijas de los emigrantes varones, es una característica de su experiencia migratoria como resultado de una organización socio-familiar más tradicional (patriarcal).

En cambio, en las sociedades latinoamericanas la emigración femenina se ve favorecida por la mayor presencia de las mujeres en el espacio público, unido al aumento de su responsabilidad en el cuidado y mantenimiento de la familia, resultado de la separación de la pareja, del divorcio, viudez o maternidad en solitario.

Otro es el caso, cuando se trata de las políticas migratorias en países emisores como receptores, marcadas en ocasiones por la violación de los derechos humanos de las mujeres, señala Vicente, especialista en el estudio de la migración femenina actual.

De Filipinas, India, Pakistán, Tailandia, Bangladesh se han denunciado casos de mujeres que emigraron en busca de mejores condiciones de empleo y han sido víctimas de abusos y ataques, sobre todo en el Golfo Pérsico.

Algunos de estos países asiáticos, en un intento de proteger a sus mujeres –consideradas especialmente vulnerables por la simple razón de emigrar por su cuenta– han intentado prohibir o, al menos, controlar en mayor medida la emigración femenina por motivos laborales.

Las políticas de los países receptores, cada vez más restrictivas, limitan actualmente la migración en dos vías fundamentalmente: laboral y reunificación familiar.

En la laboral, mediante un contrato-permiso de trabajo, la situación de las mujeres se ve limitada pues se le ha considerado tradicionalmente para varones, además que en su mayoría continúan siendo contratadas para el «empleo sumergido» –servicio doméstico y/o el cuidado de personas mayores y niños o niñas— o en la industria del sexo.

La reunificación familiar conlleva distintas consecuencias, la dependencia del permiso del marido va a ser que muchas de ellas no puedan romper su vínculo conyugal, aunque deseen hacerlo, hasta que consigan un permiso de residencia y de trabajo independiente.

06/CV/LR

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