El desplazamiento de industrias maquiladoras al sureste de México como parte del Plan Puebla Panamá (PPP), trae consigo explotación de la mano de obra femenina, violación a sus derechos reproductivos, contaminación ambiental e incremento de la delincuencia, «tal y como ha sucedido con las maquilas del norte del país».
Así lo advirtió la integrante de la Coalición Projusticia en las Maquilas, Martha Ojeda Domínguez, durante una visita a Chiapas, donde manifestó que el costo social que se paga por la presencia de ese tipo de industrias es «muy alto» mismo que los gobiernos estatales no toman en cuenta y lo justifican con el argumento de que generan empleos.
Entrevistada por Cimacnoticias, Ojeda Domínguez explicó que a raíz del Tratado de Libre Comercio para América del Norte (TLCAN) firmado sin consultar a la ciudadanía por el expresidente Carlos Salinas en 1994, se han multiplicado las maquilas en todo el país sobre todo en la frontera norte, pero con el PPP las industrias maquiladoras se están desplazando al sur sureste de México.
Ante ello, Ojeda Domínguez, alertó que en esta región mexicana se repetirán las consecuencias de emplearse en ese tipo de trabajo obrero, en el que se privilegia la mano de obra femenina a la que se le explota por largas jornadas de trabajo sin equipo de protección lo que afecta su salud reproductiva.
EL FUTURO
Ojeda Domínguez se basa en estos pronósticos haciendo un poco de historia, la misma que se repetirá si no se hace algo, advierte. Las maquilas llegaron a México en 1965 con la promesa de mejorar empleos y la economía local, en ese entonces la frontera norte fue el laboratorio, ahora lo es todo México con el TLCAN.
El 95 por ciento de la mano de obra era femenina, bajo el argumento de que las mujeres tenemos más agilidad en las manos, pero en realidad fue porque los hombres ya habían emigrado. En 1982 llegaron las multinacionales, fue cuando se generaron problemas ecológicos por descargas de tóxicos en los ríos, explicó.
En el ámbito laboral, tampoco se mejoró. «Las mujeres empezaron a vivir discriminación porque les pedían examen de no gravidez, violando los derechos constitucionales, además se presentaron problemas con la salud reproductiva, niños con defectos de nacimiento por la exposición a tóxicos sin equipos de protección. Las sometían a largas jornadas sin guarderías ni ningún tipo de apoyo. Ese es futuro que nos espera», alertó Ojeda.
Estos hechos no son cosa del pasado, actualmente es vivido,- y sufrido- por miles de mujeres del norte y su consecuencia más agria la están pagando las mujeres de Ciudad Juárez, Chihuahua donde los asesinatos de jóvenes trabajadoras amenazan a las obreras en total impunidad. Más de 370 asesinadas en 10 años.
En Chiapas se han establecido tres maquilas en los pasados cuatro años, una de ellas en la capital, y todas contratan en su gran mayoría a mujeres jóvenes. En la de San Cristóbal, ya se han escuchado denuncias de las obreras, indígenas y campesinas, del salario raquítico que les pagan y las condiciones de explotación en las que trabajan.
Por ello, la especialista considera que el primer paso para evitar las graves consecuencias es la información, «porque el gobierno siempre va a argumentar que nos traerá mejoras», y pasar a la organización en todos los niveles para crear estrategias como la de crear cooperativas y no caer en las garras de la globalización, esa «en la que estamos inmersas pero no incluidas».
2003/VVS/MEL
