Con una visión alternativa al Foro Mundial Económico en Estados Unidos, donde se dieron cita líderes y magnates de la política neoliberal y beneficiarios del negocio de la guerra, se desarrolla el Foro Social Mundial (FSM) en Porto Alegre, Brasil, que alberga a 40 mil personas (la cuarta parte. jóvenes y dos mil representantes de organizaciones campesinas), según servicios informativos de corte alternativo.
Ese foro, aunque en Guatemala como en otros países no ocupa primeras planas a pesar de su relevancia, busca la confluencia de expresiones sociales para romper la consigna neoliberal y para diseminar ideas alternativas a ese modelo.
Es un canal para el debate mundial entre los movimientos, cuyos diagnósticos nacionales demuestran que tal modelo hegemónico ha profundizado la pobreza y exclusión social.
Este planteamiento coincide con el de agrupaciones guatemaltecas que califican caduco el modelo agro-exportador de materias primas y proponen como alternativa el establecimiento de políticas sobre redistribución de activos, combinadas con políticas sociales, respeto a la legislación vigente, fortalecimiento de espacios de participación y vigencia de derechos de las personas en su condición de género y edad.
En lugar de repetir experiencias que durante décadas han mantenido privilegios para los grandes propietarios, proponen ampliar el debate para reencauzar el rumbo, por ello están diseñando perfiles de reformas agrarias para la transferencia de tierras.
Entre sus alternativas destacan superar la visión depredadora, especulativa y explotadora de la mano de obra dominante en el sistema de producción latifundista. El FSM incluye varias alternativas a la globalización neoliberal en el campo agrario. Por ejemplo, el Movimiento de Trabajadores Rurales sin Tierra de Brasil sostiene que el planteamiento de reforma agraria tendría que ser una exigencia de la sociedad en su conjunto, no limitarla como reivindicación de los campesinos.
Eso sería de gran trascendencia para Guatemala. Lo anterior se vincula a las propuestas de cambio, que en la mayoría de sistemas de información tradicional están relegadas. Además tiene relación con el Foro por que uno de los puntos sobresalientes que se tratarán en Brasil, se refiere al derecho a la comunicación como demanda social.
El proceso de globalización se ha afianzado en gran medida a través de los medios de comunicación. El neoliberalismo los ha convertido en un sector de punta de le economía, al servicio del monopolio y los sectores de poder económico. En lugar de ciudadanas y ciudadanos, las empresas de comunicación sólo reconocen al público consumidor, descartando su función como servicio público.
En suma, esa tendencia está violando el derecho a la comunicación como un derecho humano fundamental. Su influencia atenta contra principios humanos: como justicia social y económica, transparencia, diversidad, equidad.
En Porto Alegre darán a conocer una iniciativa para abrir un amplio debate sobre la apropiación y control social de las tecnologías de información y comunicación. Conocer pormenores del FSM es entonces reivindicar un derecho humano.
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