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La historia sin fin del presupuesto federal reservado a las mujeres

Por Lourdes Godínez Leal

A tres meses de que termine el año y comience la discusión del próximo presupuesto para los programas destinados en las secretarías de Estado a favor de las mujeres, en la Cámara de diputados sigue pendiente el esclarecimiento del presupuesto de egresos del 2002 para el mismo rubro.

Muestra de ello es que en julio de este año la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) todavía no había liberado a cada una de las dependencias del gobierno el total del monto destinado por el Congreso de la Unión para las mujeres.

Durante ese mes de julio las legisladoras de la Comisión de Equidad y Género de la Cámara de diputados sostuvieron reuniones con los funcionarios de las secretarías a fin de hacer una evaluación de lo que hasta ese mes habían gastado.

Como respuesta, los funcionarios argumentaron dos cosas: una, que por falta de recursos no se había aplicado el total de programas en beneficio de las mujeres del país, y otra que la SHCP había puesto una serie de restricciones y candados para ejercer el presupuesto.

Dos meses después se dispuso que las secretarías rindieran un informe ante la Comisión de Equidad y Género para explicar el destino del resto de los recursos: por lo pronto ya hicieron lo propio la de Economía (SE) y la de Gobernación (Segob); el resto se irá presentando a lo largo del mes.

En su primer informe la SE dejó en claro que no ha ejercido 17.9 millones de pesos, de acuerdo con datos de la diputada María Elena Chapa, integrante de la Comisión de Equidad, tiene pendientes dos millones de pesos de los que se desconoce para qué y cómo fueron utilizados.

En cuanto a la Secretaría de Gobernación, ésta ni siquiera cuenta con recursos propios y mucho menos una unidad de género en la dependencia.

Y es que luego de una larga discusión el año pasado entre las y los legisladores por la negativa de éstos para destinar más recursos a estos programas, los logros aún no se han visto reflejados: las mujeres continúan muriéndose por enfermedades prevenibles y somos el segundo país en mortandad a causa de cáncer cervicouterino y mamario.

Lo anterior a pesar de que el Ejecutivo ya había propuesto para este año 10 millones de pesos para programas de salud, donde se incluyen la prevención de cáncer cervicouterino y mamario, junto con los programas de salud reproductiva.

A estas ausencias presupuestales se suma la del programa de la Mujer de la Secretaría de la Reforma Agraria, a la que ni siquiera se le habían asignado recursos para este año, no obstante las legisladoras lograron que se destinaran 50 millones de pesos.

También, por ejemplo, en la Secretaría de Educación Pública (SEP) se otorgaron cinco millones de pesos para un nuevo programa de becas destinados a las mujeres a fin de que no interrumpieran sus estudios; no obstante hasta la fecha no se han repartido.

Si bien es cierto que fue un gran avance de las diputadas lograr que en el presupuesto se incluyera la perspectiva de género, no todo queda ahí pues ellas mismas han criticado que no basta con que con estos recursos se sature de microcréditos a las mujeres para que tengan su propio changarro en el que vendan gelatinas o cositas hechas por ellas, cobrándoles altísimos intereses por los préstamos que solicitan y a los que muy pocas tienen acceso.

Es necesario enfocar los recursos a rubros que realmente requieran más atención, como la salud, la prevención de embarazos, de cáncer cervicouterino y mamario, y de muerte materna.

Aunque Vicente Fox se congratuló en su informe pasado de que su administración trabaja porque las y los mexicanos tengan acceso a los servicios de salud de calidad y reducir la muerte materna, es un hecho que en nuestro país las mujeres se siguen muriendo por partos mal atendidos o hemorragias.

Tan sólo en febrero de este año la Secretaría de Salud (Ssa) reportó que alrededor de mil 400 mujeres mueren anualmente por causas asociadas a la maternidad; concretamente en el Distrito Federal 370 mil carecen de atención profesional durante la gestación, el parto y el puerperio: faltaría mencionar la zona sureste del país como Chiapas o Oaxaca, donde los indicadores son mayores.

Ciertamente: no basta con etiquetar los recursos y establecer programas: es necesario hacerlos llegar a la población en toda la república mexicana. Pero más importante es que sean programas útiles a los que todas y todos tengan acceso, coincidieron las legisladoras de Equidad y Género durante las comparecencias de las secretarías de Economía y Gobernación; además, insistieron, es importante destacar qué impacto y quiénes se han favorecido con ellos, concluyeron.

       
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