La lucha por una vivienda limpia, digna y barata se ha convertido en otro de los frentes de lucha de los trabajadores en los Estados Unidos. Desde siempre hemos sabido que la vivienda es una de las necesidades vitales del ser humano, junto con la alimentación y el vestido. Por lo mismo, los trabajadores luchan por ella en todos los países del mundo.
Aquí, en Estados Unidos, esta lucha sigue siendo una pretensión para quienes carecen de ella en sus países de origen. Cierto que aquí ganan en dólares, pero siguen ganando el salario mínimo (como antes), y así como también antes eran explotados por sus patrones en las fábricas, ahora igualmente lo siguen siendo aquí; pero ahora además por los propietarios de las viviendas.
En esta nueva tierra, y en la anterior, las leyes protegen al propietario de los edificios y condominios mientras dejan indefensos a los inquilinos.
A continuación narraremos la historia de un sector de inquilinos de la ciudad de Maywood que se han organizado para obtener mejores condiciones de vida en los condominios que rentan; sólo que una terrible amenaza se cierne en su futuro inmediato: los edificios que habitan serán demolidos, sin importarle al propietario donde serán reinstaladas más de 200 familias.
COMIENZA LA LUCHA CONTRA CASATENIENTES
Durante años los vecinos de la avenida Maywood, en la parte conocida como West Side, han padecido alzas continuas en el precio del alquiler, sin importar el deterioro de las viviendas que incluso afectan su salud personal y su seguridad.
Con su actitud, el propietario desprecia e ignora las peticiones y quejas de los usuarios de sus edificios; sin embargo, platicando entre ellos los vecinos se convencieron de que merecían un mejor trato y un precio más módico, pero sobre todo lo que más los animó a empezar una lucha contra el propietario es haber visto que sus hijos estaban creciendo en condiciones insalubres e inseguras de vida.
Sin detectores de humo ni alarmas contra incendios, con plagas de ratas y cucarachas, los propietarios de las viviendas aumentaban la renta en vez de resolver esas anomalías. Por eso, cuando vino la gente y nos planteó esos problemas, nosotros les respondimos que tenían que organizarse; y una de las maneras que los inquilinos tienen para presionar al dueño es dejar de pagar la renta hasta que arregle las deficiencias.
LA PRIMERA LUCHA
El primer intento de lucha lo desarrollaron los inquilinos de uno de los edificios: de 27 usuarios participaron 20. La negociación se llevó a cabo en la casa de Antonio Martínez, quien había sido presa de actos intimidatorios por parte del propietario de su vivienda, señor Shapiro, llegando incluso a impedirle que saliera de su propia casa durante cuatro horas hasta que no le pagara la renta.
Avisado, nuestro abogado entra a la vivienda de Martínez y trata de llegar a una negociación con Shapiro, mientras el resto de los inquilinos permanecen en el exterior a la expectativa.
Finalmente llegan a un acuerdo y el señor Shapiro se compromete por escrito a reparar y resolver en un plazo de 30 días los problemas planteados… sin embargo se terminó el plazo y el propietario no cumplió.
HUELGA DE PAGOS
Pasa el mes y Shapiro incumple todas sus promesas, por lo que los inquilinos deciden emprender la lucha; ellos ya tenían nuevos motivos, como amenazas e intimidaciones directas por parte del casateniente.
Así comienza la primera huelga de pagos en septiembre del 2001. Su organización se hizo de la siguiente manera: cada inquilino compraba el money order por la cantidad normal de renta y lo depositaba a nombre del señor Shapiro, pero la cantidad se mantenía en custodia; esta medida acrecentó la unidad de los inquilinos: en la primera fase del movimiento, de 27 inquilinos, participaron 20 y en la segunda ya fueron 26 (sólo una persona no latina es la que ha seguido fiel al propietario).
La huelga duró hasta abril del 2002 y durante ese periodo se efectuaron varios citatorios de La Corte de la ciudad de Huntington Park, atendidos por diferentes jueces. Con el acuerdo 3/29/02 es con el que La Corte les da la razón a los inquilinos, aunque ha habido otros careos en los que no se contaba con la presencia de Shapiro, sino de su representante, Joel Glassman; por lo mismo, las reuniones de La Corte mantenían el caso abierto y citaban para la siguiente sesión al propietario.
Finalmente La Corte resuelve a favor de los inquilinos y le da un plazo de 180 días a Shapiro para que repare las viviendas, además de negarle que les aumentara cien dólares el alquiler, por lo que lo obliga a que mantenga el costo de la renta en 650 dólares.
El plazo ya está por cumplirse y aún no se ve que se les haya hecho ninguna reparación sustancial a los departamentos. Lo peor es que además ha surgido un nuevo problema que eleva la lucha a nuevas dimensiones.
AMENAZAN CON DERRIBAR LOS EDIFICIOS
El Comité de Inquilinos de Maywood Pro Justicia Ambiental (formado por un comité de cinco miembros por cada edificio) se reúne por separado y toma sus propios acuerdos, en conjunto han asistido ya en dos ocasiones a sesiones del Concejo de la Ciudad de Maywood (la primera vez 150 y la segunda 250 elementos), donde el alcalde Samuel Peña ha prometido ampliar el plazo en el que se planean derribar los edificios a un año más.
Mientras tanto, los inquilinos planean formar una cooperativa para comprar los edificios, por lo mismo ahora están buscando el respaldo económico que les permita efectuar la compra; de esa manera el pago de su renta se convertiría en abono para su propia propiedad, y quizá hasta sería menor.
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