El riesgo de muerte por paro cardiaco o cáncer de mama derivado de ingerir hormonas sintéticas para tratar la menopausia, ha llevado a millones de mujeres a buscar opciones, como la medicina basada en plantas curativas, aunque esta alternativa también presenta riesgos si es mal aplicada.
Mariano Martínez, investigador del Instituto de Química de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y experto en análisis de plantas medicinales, habló a cimacnoticias sobre los riesgos que puede causar el uso indiscriminado de éstas si no es supervisado por un médico con conocimientos en la materia.
Uno de los laboratorios del Instituto de Química de la UNAM es el refugio del especialista en investigación farmacológica, quien ha pasado los últimos 29 años entre matraces, cajas de Petri, bolsas y bultos repletos de plantas para ser analizadas, y que ahora trabaja con un equipo de siete mujeres de bata blanca.
El uso de la herbolaria, cúmulo de conocimientos sobre las propiedades curativas de las plantas, no está generalizado en México, es casi exclusivo de las clases bajas, entre ellas los indígenas; y aunque tiene menos riesgos si es mal utilizada también puede causar muchos problemas, advierte el experto.
Pero lo mismo ocurre con las hormonas sintéticas, por ello la semana anterior la Administración de Alimentos y Medicinas de Estados Unidos (FDA por sus siglas en inglés) ordenó a las grandes farmacéuticas alertar a las usuarias sobre los riesgos de ingerirlas.
Muerte por falla cardiaca, cáncer de seno y esclerosis son algunos de los posibles efectos secundarios de ingerir estos productos y, aunque la medicina alternativa sí es una opción, también es preciso tomar precauciones.
NO ES LA PANACEA
En México existen tres mil 100 variedades de plantas medicinales, pero muy pocas cuentan con estudios etnobotánicos y farmacológicos que avalen sus propiedades curativas y determinen con certeza si su uso prolongado o en grandes cantidades representa algún riesgo para la salud, dijo Martínez.
«Pensar que un extracto mágico no va a tener efectos secundarios es falso, no hay sustancias puras aun cuando vengan de la planta más noble, se necesita un estudio farmacológico», advirtió.
Pero hay de riesgos a riesgos y aunque hay muchas plantas tóxicas, la etnobotánica, el estudio de las costumbres ancestrales para curar enfermedades con plantas, es una herramienta esencial para saber para qué sirve cada una, e incluso en qué dosis.
Martínez advierte: «hay que tener mucho cuidado con las plantas que se ponen de moda y no tienen antecedentes etnobotánicos, como la uña de gato, de la que se dice tiene propiedades anticancerígenas, pero carece de estudios científicos que la validen».
Otro peligro es la adulteración y aunque ha habido intentos por regular al sector es muy difícil. La Secretaría de Salud difundió recientemente una lista de plantas medicinales cuyo uso no es recomendable, lo que causó una polémica entre los expertos, dijo.
MISIÓN IMPOSIBLE
Regular la distribución, venta y consumo de plantas medicinales parece imposible. «Se tendría que ir a todos los mercados, con todos los brujos, decirle a la abuelita que no le dé el té al nieto o que no tenga una maceta con tal o cual planta. Además, muchos comerciantes actúan de buena fe, pero muchos otros no y cuando se pone de moda una planta tratan de explotarla al máximo», consideró.
Los productos sintéticos elaborados por grandes empresas farmacéuticas se basan en extractos de plantas. Un ejemplo clásico es la raíz del barbasco, tubérculo originario del estado de Veracruz que contiene una sustancia llamada diosgenina, de la que se sintetizan hormonas esteroides y sexuales, como los estrógenos y la testosterona.
Los estrógenos sintéticos son recetados por millones de médicos en el mundo para tratar los trastornos de la menopausia y postmenopausia, pese a sus efectos nocivos.
El renacimiento del gusto por lo natural, iniciado en Europa en la década de los sesentas y contagiado a México, generó la proliferación de «tiendas naturistas» que venden todo tipo de productos para curar desde una gripe hasta el cáncer.
En forma de cremas, cápsulas o tónicos todos ofrecen una cura sin riesgos para padecimientos físicos. Al respecto, el experto sugiere tomar varias precauciones, como verificar que el envase esté bien sellado, que la etiqueta informe sobre los ingredientes y el lugar donde se fabricó, la dosis y sobre todo, la asesoría de un médico y mantenerse informado.
MEL/RGR
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