Los reflectores de Televisión Azteca iluminaban los pequeños rostros de Oscar, Alejandro, Víctor y Jorge, mientras las cámaras demostraban a millones de espectadores en todo el país la proeza de Martha Chimal por haber traído al mundo a los cuatrillizos.
La algarabía de la televisora del Ajusco fue tal que de inmediato organizó una colecta de diversos productos (alimentos, ropa, juguetes…) para ayudar a los felices pero muy pobres padres –originarios y habitantes de Tepotzotlán, estado de México– en la difícil manutención de cuatro criaturas.
Semanas después, al ir a las instalaciones de TV Azteca, Martha Chimal, de 35 años, recibió únicamente algunos harapos que aún cosiéndolos eran inservibles para sus bebés. Sin reclamar, ella tomó la ropa y se alejó.
La incertidumbre la acompañó de regreso a su casa, ya que ella se había enterado por terceras personas de que «gente de dinero» habría donado cuatro cunitas para sus hijos.
Ahora los niños tienen tres años de edad. Martha y su esposo Amadeo Téllez, de 36 años, ayudante de carpintero, viven con la zozobra de satisfacer a duras penas, con tres mil pesos mensuales, las necesidades básicas de la familia. Además de los pequeños cuatrillizos, tienen una hija de once años.
A la preocupación de los padres por la salud de sus hijos («es que no sé si sean hiperactivos», comenta Martha Chimal) se suma la incertidumbre por el próximo ingreso de los pequeños a un jardín de niños y de ahí, la inevitable escalada en los futuros gastos educativos.
La solidaridad que recibió esa familia, incluso de empresas como Gerber y Nestlé –con dotaciones de sus productos hasta por un año– ya no existe más. Ahora Martha y Amadeo, al igual que muchos padres en la misma o similar situación, tienen que resolver solos sus necesidades, sin apoyo de empresas ni del gobierno.
MATERNIDAD Y NEGOCIO
Y es que detrás de esos gestos solidarios de algunas empresas hacia las madres que tuvieron partos múltiples –además de las posibles ganancias en publicidad– se esconde la «mitificación de la maternidad», dice la antropóloga Yanina Avila.
Con esa ayuda «se refuerza la imagen de sacrificio y generosidad de las madres», advierte la académica de la Especialidad en Estudios de Género en Educación de la Universidad Pedagógica Nacional, y egresada de la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH).
Añade que la sociedad resalta a la maternidad como algo «sagrado y envuelto en la ternura» y «no lo aterriza como un proyecto de vida» que tiene que ver con los horarios limitados de las guarderías, las políticas demográficas y el derecho de las mujeres a decidir libremente sobre sus cuerpos.
De su lado, la codirectora del Foro Nacional de Mujeres y Políticas de Población María Eugenia Romero, considera como buena la ayuda que puedan brindar las empresas a las madres que hayan tenido un parto múltiple, «aunque lo hagan por publicidad».
La feminista va más allá. Agrega que las empresas de productos para bebés («con todo y su conservadurismo») deben asumir parte de su responsabilidad al ayudar a familias en esa situación, toda vez que «obtienen ganancias multimillonarias a costa de las propias mujeres consumidoras».
«LOS QUE DIOSITO MANDE»
Se estima que en México hay un millón de familias que cuentan con gemelos y hasta sixtillizos. La Asociación de Nacimientos Múltiples, con sede en la ciudad de Querétaro, reporta que de cada cien nacimientos en el país uno es múltiple.
Hay una tendencia al alza de los nacimientos múltiples debido a la reproducción asistida –proceso médico mediante el cual se ayuda a las mujeres a tener hijos con métodos no tradicionales–, apunta Pedro Ochoa Ledesma, presidente de esa asociación fundada en 1986.
Agrega que según las estadísticas, las mujeres mayores de 20 años tienen más probabilidad de tener partos múltiples, aunque no da más detalles al respecto.
¿DÓNDE QUEDÓ EL ESTADO?
María Eugenia Romero, del Foro Nacional de Mujeres y Políticas de Población, sostiene que las instituciones federales de salud deben asumir su responsabilidad en la atención posterior de las y los niños nacidos de partos múltiples.
Explica que el aumento de los nacimientos múltiples en México «no es un caso fortuito», ya que muchos de esos partos se deben a los tratamientos de reproducción asistida «que no tienen mucho control» por parte de las autoridades sanitarias.
Por ello, afirma que tanto la Secretaría de Salud (Ssa), el IMSS y el ISSSTE deberían apoyar la salud de las y los bebés y sus madres que se encuentran en ese caso y que son pobres, además de asegurarles el servicio de guarderías.
Además, subraya, el Estado debería garantizar la educación mediante becas y la alimentación de esos pequeños en situación precaria.
María Eugenia Romero dice que los casos como el de Martha Chimal no deben ser vistos sólo desde el «ámbito romántico-familiar», sino como una obligación del Estado para invertir en la futura fuerza de trabajo de este país.
Por su parte, Hilda Reyes, pediatra e integrante del Área de Investigación del Instituto Nacional de Perinatología de la Ssa, aclara que esta dependencia tiene como lineamiento la atención a las mujeres con embarazos de alto riesgo, entre ellos los múltiples.
Sin embargo, añade que no hay un seguimiento en la atención a madres e hijos, luego del parto de alto riesgo. Aclara que la Ssa cuenta con el programa del control del niño sano que brinda atención médica a infantes de hasta dos años.
Hilda Reyes recuerda que para el caso de personas que carecen de seguridad social, como Martha Chimal, existen los centros de salud de segundo nivel de la Secretaría que pueden proporcionar atención a sus cuatrillizos.
DESPENSA DE 50 PESOS AL MES
Martha Chimal comenta que el Sistema para el Desarrollo Integral de la Familia (DIF) en Tepotzotlán le da cada mes, después de arduas gestiones con el gobierno municipal de extracción panista, una despensa de diez productos por un valor de 50 pesos. «La despensita sirve, pero es insuficiente», dice.
Lourdes Núñez Sánchez, de la Dirección de Protección a la Infancia del DIF nacional, explica que esta institución gubernamental no tiene una línea de trabajo o un programa específico para atender a familias pobres con gemelos, trillizos y demás.
Advierte que el DIF no restringe la asistencia social a la población vulnerable, pero que en el caso de Martha Chimal la ayuda de esa instancia depende de «las posibilidades y recursos» que tengan las oficinas en los estados y municipios, en este caso en Tepotzotlán, estado de México.
EL ALTRUISMO EMPRESARIAL
Compañías transnacionales radicadas en México, como Novartis –creadora de los productos Gerber– o Procter and Gamble, que produce los pañales Pampers, presentan en sus páginas en internet sus «acciones filantrópicas» y de «responsabilidad social».
Pero sus labores de ayuda en especie se limitan a la existencia de productos disponibles en las plantas respectivas. Tal es el caso de Procter and Gamble. Así lo informa Gabriela Castaño, asistente del Departamento de Relaciones Externas de esa empresa estadounidense.
Explica que la política de su compañía «es ayudar», pero no a «personas físicas» sino a instituciones que puedan canalizar esa ayuda. Para ello las instancias asistenciales deberán enviar su solicitud de donativo por fax, y especificar cuál es su labor y a «cuántas personas beneficia».
Martha Chimal narra que la necesidad de los pañales la resolvió comprando productos «con defecto», y por tanto mucho más baratos, en una planta de Cuatitlán Izcalli –de la cual no recuerda su nombre–, luego de que las fábricas de pañales de la zona les negaron donativos.
Martha recuerda que sólo una de esas compañías se dignó a darle tres paquetes del ansiado producto.
EL DESAMPARO
Pedro Ochoa Ledesma es presidente y fundador de la Asociación de Nacimientos Múltiples, que bajo el lema «¡La integración familiar hace un mundo mejor!» tiene por objeto «ofrecer orientación o apoyo para los nacidos en parto múltiple y a los padres y familiares de los mismos».
Adelanta que su organización, «sin fines de lucro ni intereses partidistas» y con cerca de 100 afiliados en todo el país, prepara una iniciativa de ley que enviará en breve al Congreso de Querétaro, con miras a garantizar el apoyo del gobierno en educación y salud para las familias pobres con casos de nacimientos múltiples en el estado.
Mientras esa iniciativa prospera, en una rústica casita del pueblo de Tepotzotlán, Martha Chimal, quien por el cuidado de sus cuatrillizos no puede laborar fuera del hogar, expresa que planea pedir al gobierno federal un microcrédito para poner un «negocito» en su casa.
Recalca que se siente desprotegida. «No sé si está en la Constitución, pero creo que el gobierno debería garantizar la educación, alimentos, salud y ropa a todos los niños que están en esta situación».
RMB/
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