Entre la indefinición, las inercias «machistas» y las pugnas al interior de sus estructuras, las tres principales fuerzas políticas de México (PRI, PAN y PRD) tienen tras de sí –aunque cumplan de manera formal con la ley– el fantasma de la inequidad en el otorgamiento de candidaturas para las mujeres, de cara a las elecciones del próximo seis de julio.
Hasta el momento, las listas de los partidos Revolucionario Institucional; Acción Nacional y de la Revolución Democrática, rumbo a los comicios en los que se renovará la Cámara de Diputados, demuestran que las mujeres están siendo relegadas de las postulaciones.
De entrada, PRI, PAN y PRD no tendrán 30 por ciento de candidatas mujeres por el principio de mayoría relativa, toda vez que los procesos de elección de candidaturas a través del voto directo están exentos de cumplir con la llamada cuota de género, según establece la propia ley electoral.
El Código Federal de Instituciones y Procedimientos Electorales (Cofipe) establece la obligación de que los partidos políticos registren ante el Instituto Federal Electoral no más de 70 por ciento por ciento de candidaturas titulares de mayoría relativa y representación proporcional de un mismo sexo.
LA PRESUNCION PANISTA
El pasado mes de marzo el PAN pregonó por todo lo alto que en su lista global de candidaturas –uninominales y plurinominales– las postulaciones para mujeres representan 36.43 por ciento del total, en un alarde de «su hazaña» por haber superado la cuota estipulada en el Cofipe.
Sin embargo, una revisión de las listas del blanquiazul demuestra que de 296 candidaturas de mayoría relativa definidas hasta ahora, sólo 80 corresponden a mujeres, es decir, no alcanza a cubrir la cuota de género de al menos 30 por ciento.
Hay entidades con distritos con amplias posibilidades de triunfo electoral –como Aguascalientes, Chihuahua o Querétaro, gobernadas por Acción Nacional–, en las que no aparece ninguna candidata.
En cambio, en estados donde la fuerza electoral del PAN es menor y en consecuencia tiene menos posibilidades de ganar el seis de julio –como el Distrito Federal y el Estado de México, gobernados por PRD y PRI, respectivamente– las mujeres tienen más candidaturas.
En lo que respecta a las candidaturas plurinominales del PAN para la Cámara de Diputados, se percibe un común denominador: los últimos lugares de las listas –integrada cada una por 40 postulaciones– corresponden casi en exclusiva a las mujeres.
Esos lugares son los de menor posibilidad de alcanzar una curul de representación proporcional en el recinto legislativo de San Lázaro.
EN EL OLVIDO, LA PARIDAD PRIISTA
Mientras, el dinosáurico Partido Revolucionario Institucional apenas lleva menos del 10 por ciento de representación femenina en las candidaturas uninominales definidas hasta el momento. De 198 candidatos electos por voto directo de la militancia, tan sólo 20 son mujeres.
Los resultados de los procesos internos priistas echaron por la borda el discurso tricolor –plasmado incluso en sus estatutos– acerca de garantizar la paridad representativa (50 por ciento hombres y 50 por ciento mujeres) en cargos partidistas y en candidaturas a cargos de elección popular.
La promesa del pasado mes de marzo del líder nacional del PRI, Roberto Madrazo, de que la paridad de género se cumplirá en las candidaturas plurinominales se aleja cada vez como ha denunciado la dirigente femenil del tricolor Yolanda Rodríguez.
La integrante de la mesa directiva del Organismo Nacional de Mujeres Priistas, ha señalado que las listas de representación proporcional se definirá entre los grupos, corrientes y «familias» políticas predominantes, con su efecto negativo para las mujeres.
Finalmente, el Partido de la Revolución Democrática en voz de su presidenta nacional, Rosario Robles, ha insistido una y otra vez que ese instituto político rebasará la cuota de género… pero únicamente en las candidaturas plurinominales.
El PRD no ha se ha salvado de las resistencias internas que impiden a las mujeres acceder a más candidaturas titulares. Como ejemplo está la protesta de decenas de mujeres militantes, dirigentes del partido a nivel nacional e incluso legisladoras federales inconformes con los procesos de selección de las postulaciones.
En un desplegado publicado en la prensa nacional el pasado 27 de marzo, las perredistas exigieron a Rosario Robles «respeto irrestricto» a la cuota de género, y demandaron que se les diera la candidatura titular a dos aspirantes mujeres por el Estado de México.
La presión fue tal que el Consejo Nacional del PRD cedió y autorizó una candidatura de mayoría relativa a una de las contendientes en el proceso de consulta, y que obtuvo una de las mayores votaciones.
2003/RM/MEL
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