Con el mural La Creación, pintado por Diego Rivera en 1920 a sus espaldas, líderes indígenas contaron su realidad y enseñaron a académicos de las tres universidades públicas más importantes de México que sus planteamientos y análisis teóricos de oficina han sido errados.
En el Antiguo Colegio de San Ildefonso, símbolo de la majestuosidad de la Nueva España, pero también de la represión de los pueblos indígenas, mujeres líderes latinoamericanas dejaron bien claro a los que se dicen expertos en temas indígenas, que sus reflexiones y teorías poco o nada tienen que ver con la realidad que viven.
Una realidad en la que a decir de la indígena chiapaneca María Miranda Ochoa, la fuerza y la violencia militar les han arrebatado sus tierras, las han sumido en la miseria y las ha humillado al convertirlas en «objetos con los que las fuerzas militares se satisfacen sexualmente, aún en contra de nuestra voluntad».
Como ejemplo dijo que Valentina Rosendo a más de un año de haber sido violada por militares en el estado de Guerrero, sigue clamando justicia ante los oídos sordos de las autoridades «que por su condición de mujer pobre e indígena la ignoran en la más completa impunidad».
No obstante, la dirigente guatemalteca María Domingo Pérez fue quien aclaró su postura antes de comenzar su ponencia «anticipo que no me hagan preguntas muy académicas porque no entiendo, soy una ama de casa que sólo defiende sus derechos».
Pero el panorama desolador no es exclusivo de México, como señaló la dirigente peruana Noemí Pérez Domínguez, quien indicó que los últimos 10 años de la dictadura de Alberto Fujimori dejó en mil masacres más de 200 viudas, 400 huérfanos, 85 mil refugiados y 85 mil desaparecidos.
Sentada al frente de un auditorio de más de 300 personas, Pérez Domínguez, se mostraba segura e incluso desafiante al mirar a los ojos al auditorio, asombrado al escuchar la realidad que viven las mujeres indígenas y que seguramente, pocos imaginaron.
Las dirigentes indígenas dejaron de manifiesto que no es desde las aulas o los centros de investigación de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) o la Universidad de la Ciudad de México (UCM) donde se debe analizar la realidad de los pueblos indígenas.
A decir de las líderes indígenas, la realidad está en las calles, en las comunidades y en sus hogares donde también padecen discriminación, violencia y subordinación.
No obstante, advirtieron que no darán marcha atrás en la defensa de sus derechos humanos, su autonomía, su cultura y su identidad femenina. Más aún dejaron claro que esta identidad femenina que ya no se conforma con ser la madre, la esposa o la hermana, será la que dejarán de herencia a sus hijas.
2003/MM/MEL
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