Por fin cae Cavallo. Será juzgado por el juez Baltasar Garzón en Madrid por genocidio y terrorismo. Bajo la consignación de los elementos suficientes el gobierno, por segunda vez, ha firmado su extradición para que rinda cuentas sobre los delitos de lesa humanidad perpetrados en los años setentas y ochentas en Argentina.
Coincido en que es un hito histórico en la justicia internacional. Durante la dictadura de (Rafael) Videla desaparecieron más de 200 mil personas, otras muchas se conoce fueron asesinadas por comandos conocidos como «los sanguinarios de Bahía».
Según nos relata una sobreviviente de esa época de terror, Cristina Bottinelli, quien fuera llevada al campo de concentración y exterminio en los hielos de la Patagonia, en un lugar llamado La Escuelita, donde se torturaba, vejaba y mataba a todos aquellos que por sus ideas o por sus bienes les convenían a los asesinos.
El pasado lo conocemos. En el futuro esperamos todo el rigor de la justicia para acabar con la impunidad. Me alegra que lo protejan, no sea la de malas y nos lo maten o se suicide.
Y mientras todo esto sucede, ¿México no dirá nada? ¿Los mexicanos no merecemos una explicación? El ex secretario de Comercio y Fomento Industrial, Herminio Blanco tiene la obligación de rendirnos cuentas, de explicarnos quienes eran los socios de Ricardo Miguel Cavallo.
Por cuales méritos ganó la licitación para ser el Director del Renave, el negocio que pudo hacer ricos a varios. Queremos saber que relación existía, si es que existió alguna, con Rodolfo Zedillo, el hermano del entonces presidente y el delincuente que será llevado ante la Corte Internacional.
A los pocos días del encierro de Cavallo muere quien podía informar todo lo relacionado con el Renave e incluso ser oposición del mismo. Queremos saber cuál era la prisa por declarar como suicidio, la muerte de Raúl Ramos Tercero, subsecretario de Secofi, y por qué a las pocas horas de encontrar su cuerpo tasajeado, Blanco mandó recoger la computadora personal de Raúl, y los disquetes, como si pudieran contener secretos de Estado.
Por qué nunca apareció su teléfono celular, ni se rastrearon las llamadas de ese nefasto día. Por qué el médico forense preguntó al familiar presente por la pulsera de Ramos Tercero y no constó en el acta ni la pregunta ni la respuesta, ya que nunca usó pulsera, pero en sus muñecas había dos marcas, la del reloj y la otra…???
Por qué no se explicó que los golpes en la cara tuvieron cicatrización, acción imposible si se daña mientras se desangra, por tanto no fueron provocados durante una caída en el tiempo de la agonía, sino antes.
Por qué en el momento que él cruzó por la caseta de cobro esa cámara en especial no funcionaba porque no tenía cinta. Por qué razón hizo ejercicio, como siempre, a las cinco de la mañana si se pensaba matar. Cómo pudo cortarse el lado izquierdo del cuello con la mano derecha, si los tendones estaban previamente cortados.
En el sexenio de Salinas hubo asesinatos, en el de Zedillo suicidios. Estamos esperando que en el de Fox haya esclarecimientos, que se acabe con la impunidad. Se va Cavallo. ¿Así nada más? ¿No le deberá nada a los mexicanos?
2003/MG/MEL
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