Desde hace diez años, los datos de la fuerza laboral para las cuatro ciudades fronterizas del norte del país indican que las mujeres han expandido recientemente su participación en el mercado laboral y en el empleo de la maquila en Ciudad Juárez, Matamoros, Nuevo Laredo y Tijuana.
Parte de este crecimiento depende de la participación de las mujeres casadas, que ha aumentado en la fuerza laboral no obstante que los horarios por hora son menores en el sector alimenticio y del vestido, ambas industrias con mayoría femenina.
A pesar de este crecimiento en la participación femenina, estos datos se alcanzaron en Estados Unidos y Canadá hace treinta años. Una de las razones por las que las mujeres se quedan fuera de la fuerza laboral es su papel primario de madres y la falta de opciones para el cuidado de sus hijas e hijos.
Se sabe que la falta de alternativas en el cuidado infantil crea riesgos para los menores en familias que no tienen otra opción más que trabajar.
Una investigación de la disponibilidad y calidad del cuidado de las niñas y niños sería una importante pieza del rompecabezas de las políticas públicas para comprender cómo los hombres y las mujeres responden a las oportunidades de trabajo.
La estructura de las familias parece ser la caja negra de la toma de decisiones para entrar a trabajar. Si cae el ingreso familiar hasta el 25 por ciento las esposas entran a trabajar, pero las madres solteras son proveedoras y cuidadoras, y ellas entran a trabajar cuando sus ingresos caen en la mitad.
Programas de capacitación para la búsqueda de empleo, y dentro del propio empleo, un sistema de calidad de la educación, estancias infantiles y una reforma laboral con enfoque de género que incluya la figura del hostigamiento sexual, horarios flexibles, permisos por paternidad y maternidad, embarazos múltiples, incluyendo adopciones, y sobre todo, prestaciones sociales, son temas necesarios de incluir en la agenda laboral para el equilibrio de las responsabilidades familiares y de trabajo.
La relación que existe entre el trabajo y la familia, en especial para las mujeres es un equilibrio que debemos buscar. El balancear por un lado las responsabilidades del matrimonio y de los hijos e hijas, y el trabajo doméstico no remunerado, y por el otro la educación formal, la participación en la fuerza laboral remunerada y la seguridad financiera independiente, es una característica central de las estrategias de supervivencia.
Los efectos de combinar la escuela con el trabajo sobre los beneficios en etapas posteriores de la vida son negativos si no se continúa estudiando, ya que tiene consecuencias en el bienestar individual, familiar y social tanto a largo plazo como a corto plazo.
Puede obstaculizar la asistencia escolar y resultar dañino para el cuidado de la salud y el bienestar psicológico de las niñas y los niños, que no tienen tiempo para vivir su infancia.
Desde la primera infancia, las responsabilidades domésticas de las niñas, pagadas o no, las afectan en términos de su escolaridad y de sus ingresos potenciales en el futuro.
Reconocer nuestras realidades es un primer paso, el segundo es proponer alternativas de solución para atender específicamente nuestras necesidades.
Correo: [email protected]
Web: 50aniversario.senado.gob.mx
|
disponible para periodistas y medios de comunicación impresos y electrónicos por favor citen la fuente El servicio informativo se realiza gracias al apoyo |
