El envejecimiento y los lentos ritmos de crecimiento poblacional que se registran en Cuba podrían convertirse en un freno para el desarrollo económico y social de esta isla del Caribe, según fuentes especializadas.
«Dentro de un par de años, cuando mis padres se retiren sólo quedará mi sueldo para mantener una familia de cinco personas y no podré hacer muchas de las cosas que hago hoy en la casa», reflexiona Magali Rubio, de 41 años de edad.
Divorciada y con dos hijos de 8 y 10 años, esta ingeniera eléctrica vive con sus padres, trabajadores aún, pero rozando ya la edad de retiro.
! A escala social la situación no es muy diferente. Con más de un 14 por ciento de personas mayores de 60 años al cierre de 2002, Cuba está considerada entre los países con mayor envejecimiento poblacional del planeta.
Según el Anuario Demográfico de Cuba 2001, la fecundidad ronda apenas los 1,6 hijos por mujer y la esperanza de vida se extiende hasta unos 77 años. Desde 1978 las cubanas no cubren la tasa de reemplazo poblacional, establecida en al menos una hija por fémina.
En el 2010 la cifra de personas de 60 años y más representará el 18 por ciento de los habitantes de la isla y el país entero tendrá por primera vez en su historia más población de la tercera edad que infantil.
En poco menos de un siglo, Cuba ha realizado una transición demográfica -considerada temprana, acelerada y completa- en condiciones de subdesarrollo y se encuentra hoy enfrentada a ritmos de crecimiento poblacional cada vez más lentos.
MAS CUBANOS DE EDAD AVANZADA
Los demógrafos definen como transición demográfica el paso de altas a bajas tasas de fecundidad y mortalidad. El proceso se vincula a determinados indicadores de desarrollo como es el aumento del nivel de vida y del acceso a la salud y la educación.
Pero, al mismo tiempo, trae consigo el reto del aumento del grupo de personas en edades avanzadas y dependientes.
Investigaciones publicadas por el Centro de Estudios Demográficos (CEDEM) de la Universidad de La Habana, aseguran que el desarrollo económico y social futuro de la isla pudiera verse seriamente afectado por la tendencia manifiesta a la reducción de población.
Desde 1960, la voluntad política fue absolutamente instrumental en la reconfiguración de la salud pública, la universalización del acceso a los servicios, su gratuidad y la adopción del principio de que la salud de la población es responsabilidad del Estado.
Con ello, se combinaron los avances realizados en el campo de la educación y la reducción del analfabetismo, la promoción de los grupos sociales históricamente desprotegidos como los de las zonas rurales, y la desconcentración de los servicios de la capital.
Según estudios del CEDEM, la disponibilidad de recursos financieros de origen externo contribuyó al desarrollo y diversificación de las actividades económicas y del empleo y, también, a la implementación de diferentes programas de desarrollo social.
Sin embargo, la realidad puede variar considerablemente a partir de la próxima década, con el inicio de un probable proceso de reducción de la población.
«Lo que una vez fue el boom de los nacimientos se convertirá en el boom de las jubilaciones», asegura Juan Carlos Albizu, demógrafo e investigador del CEDEM.
«El reto principal del país en el terreno sociodemográfico para los próximos años, es lograr un desarrollo económico y social cualitativamente superior que garantice una mayor y mejor calidad de vida a los ancianos», expone, por su parte, la doctora Otilia Barros, directora de la citada institución.
GRANDES RETOS
Para la experta este es «un gran desafío que va más allá de una franca recuperación de la economía».
Las razones son diversas. La familia y los servicios de salud se verán seriamente recargados por la presencia de varias personas adultas mayores en un mismo hogar y la dependencia que esta situación trae consigo.
Igualmente, el sistema de seguridad social verá magnificada su función, acrecentada por la escasez de asilos y otras instituciones similares; pero el impacto mayor y menos estudiado se verá a nivel de la distribución de la economía nacional.
Según el libro Novedades de Población: Hacia un desarrollo sostenible, publicado por el CEDEM este año, a mediano y largo plazo se observarán modificaciones en las pautas de actividad de la población, particularmente femenina, y una mayor incorporació! n del grupo etáreo de más de 55 años a la actividad laboral.
«Es importante revisar cuestiones básicas relacionadas con la formación y utilización de los recursos humanos, como por ejemplo la edad límite para realizar estudios universitarios o de nivel medio», recomienda la doctora Barros.
Paralelamente, mucha de la fuerza que ya va renunciando a su retiro laboral debe capacitarse primero en cuestiones como las nuevas tecnologías, por ejemplo, lo cual significa destinar para preparación recursos que hoy se destinan directamente a proyectos de desarrollo.
El padre de Magali Rubio, en perfectas condiciones de salud, ha valorado la posibilidad de quedarse trabajando en su puesto de comprador en una firma de equipos y componentes electrónicos.
«Pero le exigen saber computación y elementos de mercadotecnia y mi padre dice que está muy viejo para ponerse a estudiar», se queja Rubio.
Según la experta del CEDEM, la situación demográfica también arrastra la necesidad de «estudiar una posible redistribución de los empleos en el país, de acuerdo con las capacidades físicas y psíquicas de las personas, así como las características del puesto de trabajo».
La complejidad de los procesos económicos y sociales y el ritmo de aceleración del proceso de envejecimiento, requiere, sin dudas, de enfoques más integrales y abarcadores, pero la mayoría de ellos apunta al tema de los recursos laborales.
«El comportamiento perspectivo de la población en edad laboral redundará en una mayor inestabilidad de este segmento poblacional y en una intensificación de la pérdida de la capacidad de reemplazo de la población en edades activas», confirma el CEDEM.
2003/DE/MEL