Presidencia no escatima en recursos para obtener encuestas sobre imagen y porcentajes de aceptación de distintos actores políticos.
La pareja presidencial está realmente preocupada por su nivel de popularidad, aunque en el fondo no emplea las acciones precisas para mejorar ese tema. En absoluto encamina las acciones de gobierno hacia una verdadera aprobación ciudadana.
Ahora ya en el máximo de su narcisismo se les ha ocurrido algo estúpido si no fuera increíble. Habrá una campaña para demostrar a quién pregunte, los logros y avances del gobierno en materia de seguridad, economía educación, salud, trabajo, etcétera, mediante un acordeón, literalmente, donde se pueda consultar todos estos temas. Todos menos las Reformas Estructurales, claro.
La gran idea es del nuevo hacedor de imagen de la presidencia, Roberto Mourey Romero, quien pretende que todo aquel que trabaje en el gobierno, sin importar su nivel, porte un acordeón temático en el bolsillo de la camisa o de su saco, previamente editado y pulido.
Así, cuando esté con su familia o con algunas personas durante su relajado fin de semana y salgan a la conversación algunos de los temas torales de la nación –sobre todo en plan de critica–, en ese momento se echa mano del brillante acordeón.
Se esclarece cualquier duda o comentario ignorante o dicho, seguramente con mala intención, y se regala el panfleto para que el ciudadano perverso pueda instruirse a entera satisfacción y deje de levantar falsos a tan probos personajes de nuestro implacable gobierno.
No sé en que frecuencia se encuentre el publicista Mourey Romero, pero seguramente no ha pensado en la poca credibilidad que puede tener un individuo que salga con el acordeón y dispare doctrinas intimidantes o sutiles a todo tipo de ignorantes, o pesimistas mexicanas o mexicanos, o incluso extranjeros.
Por otro lado, supongo que los trabajadores del Estado lo último que quieren durante sus descansos es hablar de política o de las acciones de gobierno y mucho menos entrar en una confrontación familiar o con sus amistades por un tema del trabajo.
De hoy en adelante podemos estar tranquilos digo, el pueblo, pues en el lugar en que surja la crítica ahí estará el acordeón justiciero.
Cuando no nos alcance el dinero para la economía doméstica ahí estará el documento, cuando nos asalten o nos secuestren, ahí estará, cuando no tengamos trabajo, ahí estará. Bueno en resumen será como el chapulín colorado de bolsillo. Un breviario cultural político al alcance de todo burócrata.
El querido lector ya podrá imaginarse el costo de estas publicaciones y el uso que les darán, no sólo los burócratas, que al fin y al cabo para eso les pagan, sino el uso del resto de la gente.
De una u otra manera el acordeón ya está donde terminará: en la basura.
Si esas son las ideas de los asesores no podemos culpar al presidente por su incapacidad para afrontar la realidad: ¿cuál realidad? Dirán los ilustres consejeros presidenciales: ¡exactamente!
*Escritora y periodista mexicana
2004/BJ