Como explicamos la semana pasada, la zona del pecho es la parte del «yo soy» donde se almacenan nuestros sentimientos más internos que luego se expresarán a través de nuestras relaciones, bajando por la pelvis y las piernas o subiendo por los brazos y la voz. Los órganos que se encuentran aquí -corazón y pulmones-, reflejan un aspecto de esta energía.
Lo primero que hacemos al nacer es respirar. Es desde los pulmones que nos conectamos a la vida. Pero, ¿Cómo respiramos? ¿Lo hacemos de una manera superficial o profunda? ¿De qué forma nos relacionamos con el mundo desde este órgano vital?
La función primordial de los pulmones es regular y procesar la inhalación y exhalación del aire que da vida (fuerza vital), señala Ken Dychtwald (Cuerpo-mente, 1983)
«Los pulmones se extienden hacia fuera en todas direcciones cuando el aire es atraído a ellos con ayuda del diafragma, estirando todos los músculos de la cavidad torácica y el vientre».
Sin embargo, no siempre aprovechamos todo nuestro potencial respiratorio. Tomamos sólo una parte de él. Respiramos sin que el aire llene los pulmones plenamente -al dilatarse y contraerse-, interrumpiendo la posibilidad de un nuevo despertar de nuestra energía y entusiasmo por la vida, protegiéndonos así del enfrentamiento con la realidad.
Otra es la experiencia con una respiración profunda. Nos pone en contacto con nosotros/as mismos/as y la forma como estamos en la Tierra, preparándonos para superar el miedo y estar en armonía.
En la filosofía china, es en los pulmones donde se encuentran dos sentimientos fundamentales: La tristeza y la valentía. Ambas necesarios y sanos en equilibrio. La tristeza nos permite estar en contacto con nuestro interior y procesar los duelos, la valentía enfrentar la vida. La manera como se dilatan y contraen los pulmones hablará de nuestra capacidad para participar y compartir la vida o bien de nuestro aislamiento y alejamiento de ella.
Algunos síntomas pueden hablar de quién eres desde los pulmones, tu dar y recibir al respirar. Toser puede indicar que algo queremos eliminar del pecho o que hay palabras (comunicación) que están bloqueadas. Padecer asma quizá sea una manifestación del temor e incapacidad de abrirnos a la vida independiente.
Ahora, sentado/a en un lugar cómodo, cierra los ojos, focaliza tu atención en la respiración sin modificarla. Observa cómo entra el aire, hasta qué parte de tu cuerpo y desde donde sale. Al inhalar, ¿Respiras desde el pecho o desde el vientre? ¿Qué es más agradable inhalar o exhalar? ¿Has tenido problemas de salud en esta región? Repite el ejercicio varias veces. Si algo llama tu atención quédate ahí un momento. ¿Qué descubriste de ti?
2004/CV/GV