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La jugada

Por Marta Guerrero González

En el tema del desafuero de Andrés Manuel López Obrador (AMLO) , habría que sospechar de las intenciones de los partidos políticos. Existen diferentes posturas; hay desde luego, el desacato a una autoridad superior. La falta es grave en el fondo, porque en estos tiempos ya es hora de que no haya nadie, que se ponga delante de la Ley. Tenemos que mandar la señal al mundo, de ser un país de leyes; esa seguridad es imprescindible para el desarrollo económico. Sin embargo, existe la opinión sobre el calificativo de la falta, pues el asunto de los terrenos no era relevante y, podía pasarse de largo; no es lo mismo herir que matar, pero no cabe argumento en la defensa del estilo: hubiera sido peor matarlo, ni tampoco escudarse en acciones de gobiernos pasados.

Precisamente por eso tenemos gobiernos diferentes. AMLO debe saber que el asunto se definirá en el Congreso en una mayoría simple, es decir doscientos cincuenta más uno. No bastará una mega marcha para salir del problema. Hace mal el jefe de gobierno, en negarse a ejercer la política convenciendo a sus colegas de partido y a los que no lo son.

Exabrupto populachero pretende intimidar, pero equivoca el rumbo, pues ningún legislador cambiará su voto por esa razón. Al PAN, desde luego, le interesa quitar de en medio a un posible y poderoso candidato para el 2006, sin que hubiera necesidad de manchar el voto con la intervención de Fox.

Al PRI, le sucede exactamente lo mismo, pero piensa pasarle la factura al PAN y, mientras tanto, jugar a votar sin línea pero con la certeza de la mayoría necesaria para ganar el desafuero llegado su tiempo, pero incluso al PRI le conviene alargar el Juicio de Procedencia lo suficiente para, simplemente, dejar inhabilitado al perredista.

Por otra parte, Cuauhtémoc Cárdenas, sigue teniendo un valor moral dentro del partido, y su peso específico se verá muy pronto. Es muy posible que la jugada del desafuero, se aproveche para posicionar al gobernador de Michoacán, Lázaro Cárdenas Batel, como puntero para contender por la presidencia de La República.

Es decir, AMLO tiene muchas posibilidades de perder y, casi ninguna de llegar a la candidatura, aunque siga gobernando la capital, pues mientras dure el proceso de desafuero no podrá ser candidato y, después, si es desaforado y va a juicio tampoco podrá serlo. Su salvación es un desafuero Express y un juicio todavía más rápido y a su favor. Pues aunque no fuera desaforado, en cuanto acabe su mandato, sería llevado a los tribunales y La Constitución le impediría ser presidente. Debe saberlo, pero aún así su esfuerzo se concentra en ese tema, ha dejado el gobierno a un lado. A saber, si el único recurso que le quede sea, el perdón.

*Periodista y escritora mexicana

2004/MG/LR

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