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Las tres Mamuschkas

Por Analía Bernardo

Hace algunos años llegó a mis manos una Mamuschka rusa de origen soviético; una de esas muñecas de madera que se abren con otras figuras una dentro de la otra. Durante mucho tiempo tuve la muñeca rusa en un estante con sus dos figuras interiores replegadas y cada vez que la veía lanzaba un suspiro pensando que los rusos, como tantos otros pueblos, veían a la mujer como «madre», y que esta Mamuschka de la U.R.S.S. seguía simbolizando a la madre tierra y la madre rusa.

En fin, pensaba, una visión tradicional más sobre la maternidad como única, o más importante, cualidad femenina.

A raíz de una mudanza perdí el rastro de la Mamuschka y la muñeca rusa con sus figuras interiores quedó en una caja. La consideré perdida pero cuando volví a mudarme la caja reapareció de aquel húmedo mundo subterráneo con la muñeca y unos platos de mi abuela.

Me dio mucha alegría reencontrarme con esa figura femenina que, por alguna razón, había extrañado. Inmediatamente le saqué el polvo y la abrí para comprobar el estado de las muñecas interiores temiendo que la humedad hubiese arruinado el esmaltado y la madera. Pero estaban intactas con sus colores brillantes, rojos y amarillos. Solamente a la figura mayor se le había opacado un poco el esmaltado acentuando el color violeta de su vestido.

Entonces sucedió algo sencillamente maravilloso: cuando abrí la primera muñeca y luego la segunda para sacar la tercer me dije: «¡Vaya, pero si es la Triple Diosa!», una y múltiple, con tres cuerpos, tres rostros, tres facetas interconectadas.

Al abrirlas y desplegarlas tenía un modelo de cómo actuaba ancestralmente (y cómo sigue actuando) este arquetipo de la Triple Diosa en la conciencia femenina. Cuando se activa una energía del arquetipo emerge potencialmente otra llevándonos a conectarnos a su vez con la tercera.

Intuí que la muñeca rusa era algo más que una artesanía folklórica. Más bien parecía un instrumento con una profunda función psicológica y espiritual, tanto para una niña como para una mujer. Eran tres muñecas rituales representando tres energías y tres poderes femeninos esenciales.

Unidad y diversidad para desplegar y desarrollar eso que llamamos identidad femenina sin necesidad de esquemas dualistas tan característicos de la mentalidad patriarcal.

Cuando quedaron desplegadas las tres Mamuschkas conformaban un grupo femenino presente en varias mitologías: una diosa madre con sus hijas o sus jóvenes doncellas; tres hermanas de distintas edades o una misma diosa en tres manifestaciones cíclicas.

Y me preguntaba: ¿a que época arqueo-mito-religiosa correspondían?, la vestimenta de las tres era típicamente rusa pero sus ojos eran negros y algo rasgado y el pañuelo de la más grande y de la pequeña tienen dibujado espirales ¿Eran una representación de la primordial Diosa creadora y las Hijas sus proyecciones o encarnaciones?.

Mucho después supe que una de las trinidades más antiguas de la mitología rusa procede de Siberia. Es la diosa Umai y sus dos Hijas que los nativos de la región identifican con los picos más altos de los montes Altai. Un lugar donde pervive uno de los chamanismos de origen femenino más antiguos del planeta y que las violentas prédicas cristiana, islámica y soviética atea no lograron eliminar del todo.

*Experta en mitos y tradiciones de las Diosas

2005/AB/LR

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