«Las mujeres indígenas hemos demostrado que somos capaces de generar cambios sociales, culturales, económicos y, por supuesto, políticos, pero será muy difícil avanzar y colocar nuestras propuestas si no estamos preparadas, capacitadas y decididas a dejar de ser el relleno de las contiendas electorales y a no repetir los mismos errores que tanto cuestionamos de los varones».
En lo anterior coincidieron las representantes de Ecuador, Luz Haro; Perú, Liliana Suni, y Bolivia, Lenny Cayú, durante el panel Participación política y ciudadana que tiene lugar en el marco del II Encuentro de Mujeres Indígenas de Latinoamérica y el Caribe, cuyos trabajos concluirán el próximo viernes.
«A nosotras nadie nos regala nada», destacó la ecuatoriana de 56 años de edad, Luz Haro, quien recordó a las más de 250 delegadas de 22 naciones que el primer reto de las mujeres es «apropiarnos de nuestro yo y no permitir que nos quiten el mérito a nuestra individualidad».
«Las organizaciones de mujeres estamos haciendo política, estamos cambiando la política, y en la medida en que sigamos organizadas, estableciendo relaciones entre redes y entre países, tendremos menos facilidad de caer en los modelos tradicionales masculinos. Por ello debemos ser capaces de aceptar críticas, para no caer en esos errores que no nos gustan», abundó.
Dijo que como mujeres y como indígenas, «tengamos esa autoconvicción de que podemos generar cambios en cualquier espacio, y que nunca nos tiemble la voz de mujeres campesinas, de mujeres rurales, porque somos tan hijas de Dios como quienes asumen en estos momentos las decisiones -malas decisiones- para nuestras naciones».
En el centro vacacional La Trinidad, municipio de la Santa Cruz, compartió con las asistentes el día en que su esposo le dijo: «para qué estudias, si ya estas vieja», a lo que ella contestó: «quiero estudiar igualmente, porque el tiempo pasará y llegaré a ser más vieja igual de burra; quiero ser más vieja, pero menos burra».
«Así -continuó su relato- a pesar de que nací, como muchas indígenas, en un hogar donde tradicionalmente se nos pone un letrero en la frente que dice que habíamos nacido para crecer, casarnos, atender la casa, criar a los hijos y contentar a los maridos, logré graduarme con 19 puntos y soy la mejor egresada en mi especialidad social».
MUJERES RURALES EN BOLIVIA
Lenny Cayú Mole, de Bolivia, recordó que en su nación la aprobación de una ley de cuotas fue un proceso que permitió que algunas mujeres rurales ocuparan espacios en el Parlamento. «Hoy Bolivia tiene una bancada indígena importante, pero aún no superamos el 18 por ciento».
En este marco, dejó ver que la ampliación del sistema de representación no sólo compete a los partidos políticos, sino también a las asociaciones ciudadanas y a los pueblos indígenas, donde se ha establecido un porcentaje de participación del 50 por ciento de mujeres; esto representa un desafío, pero no por ello es imposible.
Durante el panel, la también activista recordó que los avances no han sido nada fácil: «nuestros esfuerzos en la lucha social, sindical y política nos trajeron presiones y violencia, razón por la cual trabajamos en un Anteproyecto de Ley contra el Acoso y la Violencia Política de Género.
PERU Y SU LEY DE CUOTAS
Para la peruana, Liliana Suni Condori, integrante de la Red de Mujeres Rurales de Arequipa, aseguró que en su nación la llamada ley de cuotas es una farsa, porque carece de respeto. «Los partidos políticos siempre nos han utilizado a las mujeres de relleno, lo que hace que nuestra participación no sea efectiva; de ahí que debemos prepararnos para evitar que cada que haya elección se cometa este tipo de inequidades».
Al presentar un resumen de la situación que enfrenta su país, explicó que mientras las peruanas y, en general, las mujeres indígenas «no nos animemos a incursionar en espacios políticos, en espacios de decisión, será muy difícil avanzar y colocar nuestras propuestas, para lo cual debemos estar preparadas, capacitadas y decididas».
Para la también presidenta de la Comisión de Desarrollo Urbano de la Municipalidad Distrital de la Villa Hermosa de Tanque Cola, Arequipa, la participación de las mujeres en política se ve mermada por el machismo que impera en muchas naciones, la sobrecarga de las mujeres en el hogar y, en ocasiones, la falta de apoyo de la misma población femenina hacia ellas. «Además, los conflictos al interior de nuestras organizaciones merman nuestra participación».
05/GV/YT