Desarrollar la conciencia a través de nuestra más evidente expresión vital: el movimiento del cuerpo, un método de autoayuda dinámico y poderoso que busca acercarnos a la manera como los seres humanos fuimos diseñados para movernos.
Fue creado por Moshe Feldenkrais, de ahí su nombre, luego de más de 40 años de investigación en el siglo pasado, quien desarrolló una propuesta de aprendizaje corporal de una manera orgánica, es decir, similar a la de nuestra primera etapa de la vida.
Su herramienta más importante es la toma de conciencia: prestar atención a nosotros/as mismos/as.
Basado en los conceptos de psicomotricidad, biomecánica, neurofisiología, neurolingüística y psicología evolutiva, para Feldenkrais el movimiento significó un proceso auto educativo de exploración y aprendizaje. A partir de esta premisa, dice Anna Triebel-Thome, se trata de tomar conciencia de nuestros hábitos y de descubrir nuevas habilidades para estar en condiciones de escoger libremente una alternativa (El método Feldenkrais, 1997).
Y agrega, «los modelos motores condicionan nuestro comportamiento interior y exterior, son la imagen de nuestra manera de ser. Dándonos cuenta de nuestros movimientos podemos tomar conciencia también de los nexos esenciales, somos ya personas en estado de reconocer los propios modelos existenciales».
Luego entonces, «aprendiendo a movernos de un modo nuevo nos liberamos de los viejos modelos motores y, en consecuencia, también aprendemos a liberarnos de los antiguos modelos existenciales, a aprender de los demás y a hacer una selección».
Relajar profundamente, aliviar tensiones y dolores musculares, expandir la respiración y corregir la postura, son algunos de los beneficios que se pueden observar luego de practicar Feldenkrais diariamente.
Este método puede aprenderse con lecciones en grupo, mediante la técnica conocerse por el movimiento, o en sesiones individuales a través de la integración funcional.
En grupo, se busca descubrir cómo la totalidad de la persona está envuelta en cada acción. Los movimientos son suaves y simples, se han diseñado para ser autodirigidos, sin modelos a imitar o comparar, por lo que cada practicante respeta su propio ritmo de aprendizaje.
Individual, las sesiones están especialmente dirigidas a las necesidades personales, descubriendo a través de toques suaves y pequeñas manipulaciones del esqueleto, la manera como habitualmente restringimos los movimientos.
Para que vivas tu experiencia con respecto a este método y observes si puede ser funcional para ti, en la próxima entrega desarrollaremos un ejercicio de auto exploración de Feldenkrais.
06/CV/LR
* Periodista mexicana