Ensuciarse las manos con la realidad, contar las cosas que efectivamente existen, no tenderles una cortina de humo, es exactamente lo que plantea el libro Democracia Cultural, que Sabina Berman y Lucina Jiménez presentaron la noche del jueves en la librería Rosario Castellanos del Fondo de Cultura Económica.
Ante un lleno total, la imagen la hizo Sabina: «Cada uno de nosotros se ha sustraído, se ha tenido que arrancar de la política para venir aquí a hablar, a escuchar, a conversar sobre cultura
A lo que Lucina diría: «hoy más que nunca hay que hablar de cultura. No para refugiarse en una realidad cardiaca, difícil de enfrentar, sino porque la democracia no se mide en milésimas de puntos. Y es que la cultura influye en el escenario nacional. La democracia debe valorarse en relación con las alternativas de participación y transformación que la sociedad se da así misma».
Como si se tratara de dos visiones y planteamientos, diría Sabina, que en el marco de estas elecciones recién impugnadas el espacio de la cultura es un privilegio. Donde no importa quién gana o pierde. Por el contrario, donde importa quién se encuentra con el otro, quien comunica a quien.
En ese espacio, de una librería moderna, espaciosa, donde languidece de lejos la música y se acercan las personas, Sabina fue poética. «se entra a un lugar del corazón. Ahí, al ventrículo izquierdo, donde importa la comunicación, importa la belleza compartida. Importa la conversación, es decir importa la cultura».
Y sí, el espacio se llenó. Pero Democracia y Cultura, un libro que será paradigmático porque sin subterfugios ni voces calladas se plantea cómo el 70 por ciento de los libros editados con dinero de los impuestos ciudadanos nunca salen a la luz del día, se quedan vegetando en la oscuridad de una bodega.
Y aunque el libro dice aún peores cosas, y plantea la dicotomía entre las posibilidades de masificar el placer de la música y la literatura, en realidad lo que existen son malas cifras.
El antropólogo Néstor García Canclini, analista del libro junto con las autoras, plantearon esta dificultad: el Estado ¿debe ser un simple regulador de la cultura o un promotor, inversor, subsidiador de la misma?. En tiempos de neoliberalismo los subsidios, dijo el antropólogo, se han ido a la cultura «chatarra», al dúo polio de la televisión.
En el auditorio había casi religiosamente mucha atención, afuera seguían cayendo las cifras de las actas que procesó el IFE. Pero la cultura, dijo Sabina, fue apenas la prioridad 128 en los planes o proyectos gubernamentales. El milagro es que al menos estuvo en una lista de prioridades.
Reconoció la dramaturga que en los últimos tiempos, la creación y el talento han sido productivos. Han rebasado expectativas «vivimos los tiempos de la generación de artistas numéricamente mayor de nuestra historia que coincide con el encogimiento de los públicos.
Un libro que sin duda debería influir en los próximos tiempos en la toma de decisiones gubernamentales. Ahí están los datos duros y también el recorrido histórico de lo que ha sido la cultura en México.
Mujeres Visibles
Consuelo Saízar, titular del FCE dijo a Cimacnoticias que antes de que termine el año las escritoras mexicanas estarán republicadas, Josefina Vicens, Rosario Castellanos, Elena Garro, Rosa Beltrán, entre otras, en homenaje a sus contribuciones a la literatura y al pensamiento mexicano.
«Estaban arrinconadas» afirmó, y dijo que esa será la mejor labor que haya realizado el FCE en este sexenio.
Afuera en la más espaciosa librería enclavada en el centro de la Colonia condesa, se podía apreciar reeditado Alfonso Reyes, o Ralfh Roeder con Juárez y su México.
Porque en el escenario en el que vivimos ahora plantea un reto de sensibilidad, para cambiar el estado de ánimo, afirmó Lucina, parafraseando a Alejandra Moreno Toscazo. Y remató: Es urgente aprovechar lo que tenemos para potenciar lo que somos.
Democracia Cultural de Sabina Berman y Lucina Jiménez, se une así a los importantes estudios de Samuel Ramos y José Vasconcelos, para conocer a la sociedad mexicana.
06/SL/LR