Más de 300 millones de niños y niñas en todo el mundo regularmente se van a dormir con hambre y unos 100 millones de ellos no asisten a la escuela porque sus padres son demasiado pobres, señala el Informe Mundial sobre el Hambre 2006 dado a conocer hoy por el Programa Mundial de Alimentos (PMA) de las Naciones Unidas.
En un comunicado de prensa, se destaca la relación entre aprendizaje-hambre y como aún si logran ir a la escuela, las niñas y niños mal nutridos no pueden concentrarse en sus lecciones.
Dicha realidad puede convertirse en «el ciclón de un círculo vicioso en donde una población de adultos con hambre y sin destrezas engendra una generación de niños y niñas que tienen tanta hambre que no pueden crecer, aprender o desarrollar sus capacidades, dijo Sheila Sisulu, subdirectora ejecutiva del PMA.
El Informe Mundial sobre el Hambre 2006 nos demuestra que el aprendizaje puede ser un medio efectivo para enfrentar el hambre, precisó Sisulu.
La educación no es sólo acerca de alfabetismo y capacidad numérica, agregó, «también puede darle a las personas conocimientos acerca de salud, higiene y nutrición, además de las destrezas básicas o los oficios que les permitan alimentarse a sí mismos y a sus familias».
El profesor Kenneth J. Arroz, Premio Nóbel en Economía, describió que el informe proporciona evidencia abrumadora acerca de cuánto afectan el hambre prenatal y el hambre postnatal en la capacidad de aprender de una niña o un niño.
EL CASO DE CHILE
En el informe del PAM se da a conocer la situación en Chile que hoy es muy diferente a la de inicios de los 60, época en que tenía una de las tasas de mortalidad infantil más elevadas de América Latina (120 por mil).
Dicha cifra descendió hasta un 11 por mil en 1994 y un 7.8 por mil en 2004, la menor tasa de la región ligeramente superior a la que prevalece en Estados Unidos.
En el mismo período, el porcentaje de niñez con malnutrición también se redujo del 60 por ciento en 1950 hasta el 1.7 por ciento en 2004.
El porcentaje de recién nacidos con bajo peso al nacer (inferior a 2.5 kilogramos) disminuyó desde el 11.6 por ciento hasta el 4.8 por ciento entre 1975 y 2000. Como indicador adicional de este cambio, el varón medio chileno de 18 años es 11 centímetros más alto que su homólogo de hace 30 años, agrega el documento.
El Informe Mundial sobre el Hambre 2006 del PMA se puede consultar en www.wfp.org/spanish
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