Sara Lovera*
A lo largo de las últimas tres décadas, las mujeres organizadas en pequeños grupos y organizaciones de interés, en la academia y aún en algunas instituciones, estábamos seguras que íbamos avanzando.
La acumulación de experiencias y conocimientos sobre la condición social de todas las mujeres, nos abrieron anchas avenidas. Fuimos capaces de vislumbrar cómo acabar con injusticias milenarias.
La política de población, que tiene más de 35 años, la instalación de algunos acuerdos nacionales e internacionales vieron nacer programas, instituciones y fue posible llegar a la Cámara de Diputados armadas de agendas legislativas muy trascendentes.
Para lo que nunca nos preparamos fue para la situación actual. La polarización, el enfrentamiento e incluso la existencia de dos bandos que van más allá de la lucha electoral.
Hoy, ante un panorama indicativo de que será impuesto el candidato de la derecha, las cosas se tornan en contra de todo lo que las mujeres, plurales, hemos construido.
Y no se trata de algo realmente nuevo. Los conservadores, desde los años 20 del siglo pasado, han estado en contra de la vida y la libertad de más de la mitad de la población. Tal cantidad de avances, prendidos con alfileres, podríamos perderlos de tajo en los próximos años.
NO AVANZAMOS EN LOS ÚLTIMOS SEIS AÑOS
El gobierno del presidente Vicente Fox, en el que se profundizó la desigualdad social, afectó gravemente a las mujeres. Todavía no nos damos cuenta cabal de lo que significó, y lo que es peor, hasta donde puede llegar.
Tres cosas me han llamado la atención poderosamente.
El anuncio del subsecretario de gobernación de la conveniencia de revisar la política poblacional, que significaría disminuir la distribución de anticonceptivos, cerrar algunos programas, mínimos de atención al aborto legal; la limitación a la entrega de la anticoncepción de emergencia y la disminución de recursos para la salud materna, el aumento previsible de la muerte por aborto y parto.
La disminución de recursos para la educación pública, la negativa a legislar sobre educación sexual, la negativa en algunas entidades al reparto de libros de texto, cabalmente ilegal y graves, los estímulos a la educación confesional.
Pero ahora se agrega la restricción de los recursos al campo. Se ha podido documentar que este año Fox se niega a entregar 4 mil 800 millones de pesos a los gobiernos estatales. Este recurso lo destinó la Cámara de Diputados para preparar las tierras, los cultivos y por tanto el bienestar para 15 millones de personas que dependen de la producción agrícola. Esto es una verdadera violación a la ley, Pero no se dice. Todo sin considerar la brutal la dependencia alimentaria.
Vivimos la debilidad de un gobierno que no gobierna. Creció el abuso sexual infantil, crecieron en número y extensión, el abuso sexual, la prostitución y la trata de mujeres.
La indiferencia sobre los crímenes contra las mujeres concretados en la falta de voluntad política del gobierno de Fox para atender las recomendaciones internacionales y parar los asesinatos en Ciudad Juárez, que continúan inopinadamente, la indiferencia sobre los que suceden en todo el país, es todavía peor.
Y qué decir de la impunidad. En toda la República sólo se atiende el 3 por ciento de las denuncias de crímenes y delitos, de todo tipo, por supuesto que no se atienden los que afectan a las mujeres. La velocidad de los medios de comunicación nos hace saber de cada uno de estos crímenes sin justicia, día a día. Llega a ser insoportable e inaceptable. Pero eso no es violación a la ley, de la que en estos días tanto se habla, por la protesta civil fincada en el artículo noveno de la Constitución.
Todo ello, sin considerar la falta de empleo para las mujeres, el abuso de los patrones en todas las actividades, la angustia por el futuro de hijas e hijos, nietas y nietos.
LA DERECHA CONSERVADORA: MANTENER EL PODER
Pero todo ello está hoy en segundo plano. Lo que importa, parece ser el mensaje, es cómo mantener el poder. Y para ello, fue la derecha conservadora la que sembró el odio en los meses preelectorales. La confusión y la desinformación sobre los problemas nacionales fue otra de sus estrategias. El engaño y el cinismo han llegado a su máximo.
De todo ello no se habla y parece que a nadie le interesa. Lo público se reduce, exclusivamente a la palabra de las y los políticos enfrentados.
Esto es quizá lo que más lacera. No importan las y los ciudadanos, ni el tamaño del sufrimiento y la deshumanización. No han bastado las cifras y los estudios, el saberse un país injusto, donde no hay estado de derecho, ese que se invoca tanto.
El presidente Fox no respetó el estado de derecho.
Fue incapaz de conseguir que el Ejército Mexicano entregara a la justicia civil a los militares violadores de tres indias tzeltales en Altamirano, Chiapas; de investigar a los militares que violaron a las indias de Guerrero y ahora mismo hay una cortina de humo en torno a las 21 mujeres violadas por integrantes del Ejército en Castaños, Coahuila.
Es claro que no se respetan los derechos humanos de las mujeres, ni existen condiciones para que tengamos una buena vida.
¿Qué es lo que nos espera? Una pregunta que no me deja dormir. Ningún partido político nos ha ofrecido nada al respeto. No se comprende la discriminación y la opresión femeninas, se banalizan los crímenes; se entierran las demandas cotidianas, no existe un compromiso de fondo con la democracia que necesitamos las mujeres y no hay un solo indicador que diga que esto podría cambiar, en alguno de los escenarios planteados por el futuro inmediato.
En cambio nos anuncian la ingobernabilidad. El señor Felipe Calderón, es un individuo sin capacidad o inteligencia para enfrentar los graves problemas de México. Es una verdadera desgracia. Ya se perfila como un gobernante mediocre, sirviente de los grandes capitales, cuya ideología profundamente conservadora le impide tener un mínimo de emoción social.
Esta visto. Sólo se reúne para pactar con los poderosos: patrones que explotan a las mujeres, que las vejan, que les piden exámenes de ingravidez y que, seguramente, son autoritarios, algunos golpeadores, verdadero peligro para la vida de las mujeres.
El panorama no ofrece, alternativa alguna para las mujeres. Tal vez por eso, hoy, las mujeres y muchos hombres solidarios, tendríamos que empezar a luchar por la democracia, en serio, y no como algo abstracto, necesitamos poner en la mesa todas nuestras experiencias y sabidurías acumuladas. Tenemos los diagnósticos, las propuestas, las soluciones y nuestra capacidad de organización. No detenernos es el reto. No ser cómplices del sufrimiento de las mujeres es la tarea social y ética urgente.
* Periodista mexicana con una trayectoria de 30 años como reportera en diarios nacionales: El Día, unomásuno, La Jornada. Directora fundadora de CIMAC. Nominada a 100 mujeres por el Nobel de la Paz.
06/SL/CV