Siempre he sospechado del cúmulo de propaganda, a veces en libros, que hace recomendaciones para el bien vivir. De las fórmulas mágicas, individualistas, para resolver los problemas de la vida cotidiana, sin tomar en cuenta el contexto sociopolítico. Me he reído a saciar de las salidas falsas, de la aromaterapia al diván.
¿Quién podría dar recomendaciones al señor presidente cuatro días antes de su último informe? Podríamos proponerle un buen masaje y algo de meditación. Su fracaso estrepitoso en la aventura a la que se lanzó hace 6 años para dirigir un país devastado, con un pueblo hambriento, incrédulo de instituciones, penetrado hasta el fondo por el crimen organizado y el narcotráfico, herido de muerte por la impunidad, la corrupción y la complicidad de sus dirigentes y la muerte anticipada de miles y miles de sus mujeres.
Un hombre sin proyecto social, sin mirada de futuro, sin equipo de gobierno, con pensamiento de dictador, acotado por los distintos poderes que no supo leer. Se convirtió en traidor de sí mismo. Y yo, a diferencia de nuestros grandes analistas, no estoy segura de su ignorancia.
¿Qué nos va a informar el vendedor de Coca Cola? ¿Nos informará sobre cómo le dio la última empujadita a la crisis política? ¿Nos informará de cómo nunca supo que tierra pisaba?, ¿nos informará cómo fue incapaz de dirigir más allá de sus ambiciones domésticas? ¿Cómo es que cuidaba sus cabañas y descuidaba sus obligaciones de Estado?
El último informe presidencial de Vicente Fox es una mala broma autoritaria. Pasará a la historia como el gran violador de las leyes, desde la de educación y las guías de padres, hasta la electoral con su intromisión personal y de grupo en las últimas elecciones federales.
Las cuentas no le cuadran. Más pobreza, una guerra soterrada en la que han muerto más de mil narcos y policías en 8 meses, más gente que en toda la guerra de Irak; más de 5 mil mujeres asesinadas en el territorio nacional en un año. Un verdadero clima de terror del que no se habla a últimas fechas. Un Estado que habla ya de la quiebra de sus instituciones y sus leyes.
La desfachatez, contumaz, de Vicente Fox marcada por la exhibición día a día de su profunda ignorancia sobre la historia del país, su desprecio al pueblo, su incapacidad de diálogo, su falta de presencia como hombre de Estado, lo definirán como el último ejecutivo de una nación que entró ya a otra dinámica.
Igualito que sus ancestros que fueron por Maximiliano y obviaron a la República. Esta vez, en otro momento, hay que darse cuenta que estamos en guerra.
¿No es guerra la del narcotráfico? ¿No es guerra la del feminicidio? ¿No es guerra la electoral en México entero? ¿Alguien me puede decir cómo fueron las elecciones recientes en cada entidad de la República?
Nadie habla de eso. Las elecciones apretadas ya se habían vuelto una muestra reiterada de la crisis política y de partidos. Así se instalaron, ilegítimos los gobernadores de Veracruz, Sonora, Oaxaca, Colima, Tabasco. La diferencia en votos entre partidos punteros, con menos del 40 por ciento de participación ciudadana apuntaba claramente a la crisis de los aparatos que nos heredó el PRI ¿De verdad nadie se dio cuenta?
Pero lo de Fox para las mujeres fue devastador. De las 22 millones de personas que obtienen un estipendio para vivir con más de 2 salarios mínimos al mes, según el INEGI, la mitad lo hacen en el trabajo informal y la mayoría son mujeres.
De la caída de la industria manufacturera que es de 30 por ciento ¿sabían? la peor es la que se conoce como textil y del vestido, donde la mayoría son mujeres. Y puedo continuar. Los informes son sobrecogedores.
El domingo por la noche Porfirio Muñoz Ledo y su mesa de discusión en canal 34, hicieron el perfil desnudo de la situación. La crisis es política porque la económica tocó fondo. La calle tomada es un síntoma del resquebrajamiento profundo del sistema.
Ningún opinador se ha preguntado cómo en la época de mayores ingresos en divisas por los precios del petróleo, éstas se usaron para gasto corriente y no para capitalizar al país y dar trabajo productivo en lugar de migajas a los pobres.
En fin, que Vicente Fox, orgulloso por haber sitiado militarmente el Palacio de San Lázaro, dará el tiro de gracia a las esperanzas de una transición democrática y pacífica. Le pondrá la última cereza a un proceso que está en marcha. Su nombre es ¡ya basta¡ y usted póngale epítetos, escenarios, recomendaciones y llamados a la cordura.
De lo que estoy segura es que no hay, hoy día, partido político, líder, politólogo o analista que cobra en Televisa que nos de con seriedad el pronóstico. El TRIFE también pasará a la historia.
*Periodista mexicana, libre e independiente, con una trayectoria de 30 años como reportera en diarios nacionales: El Día, unomásuno, La Jornada. Directora fundadora de CIMAC. Nominada a 100 mujeres por el Nobel de la Paz.
06/SL/LR/CV