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Prepara tu columna para la Sonrisa Interior

Por la Redacción

Carolina Velásquez*

Al referirnos al tema de la sonrisa interior, meditación de curación y relajación interna del Tao Curativo desarrollada por el maestro de origen tailandés Mantak Chia, como anunciamos en la entrega pasada en esta ocasión hablaremos acerca del cómo y qué necesitas para realizarla.

A diferencia de otras meditaciones, la sonrisa interior se hace en una silla cómoda, esto permite que el Chi fluya libremente por las piernas, facilita el envío de energía hacia los pies y es conveniente para aquellas personas que tienen problemas de espalda.

¿Qué es el Chi?, según esta práctica.

Es la energía vital o fuerza de la vida, también se le conoce como: corriente cálida, fuerza kundalini o fuerza electromagnética de la vida. Para Mantak Chia, es difícil redistinguir porque no se ve. «No obstante podemos sentir la fuerza de la vida en el cuerpo», comenta.

Acerca del origen del Chi, en el libro Despierta la energía curativa a través del Tao (Chia, 1991), se explica: «En los primeros días del Tao, Chi se expresaba como la nada en la parte superior del pictograma chino y como fuego en la parte inferior, para que ningún fuego se pudiera concebir como definidor del Chi».

Fuentes taoístas más contemporáneas distinguen varias clases de Chi. El de prenaturaleza, el que respiramos, el que se transmuta en nuestros cuerpos y la que se puede despertar desde el ovario (mujeres) o el esperma (hombres) que recibe el nombre de Chiang-chi.

La sonrisa interior se hace en tres líneas: frontal (órganos internos), media (sistema digestivo) y posterior (columna vertebral). Respecto a la preparación Janette Nutis, instructora Senior de Tao Curativo en México, describe los primeros pasos.

Una vez que te encuentres cómodamente sentada o sentado, con los pies sobre el piso (sobre una alfombra o tapete), debes prepararte con el ejercicio de «mecer la columna vertebral», meciéndote de lado a lado desde los isquiones (huesos de las asentaderas) y el sacro, notarás que vas a ir acomodándote mejor en la silla, con un apoyo en los isquiones y no en el coxis.

Sonríe a la columna, mece cada vértebra, desde la base hasta el cráneo, hazlo sonriendo (levantando la comisura de los labios), sintiendo cómo poco a poco con cada movimiento cómo la columna se va relajando, tibia, brillando con una luz dorada.

Luego mece la columna de adelante hacia a tras, asintiendo ligeramente con la cabeza (cómo una culebra), conectando en cada movimiento el cráneo con el área lumbar de la columna. Visualízate como si fueras una vara de bambú hueca y flexible.

Cuando termines de mecerte, sonríe a toda la columna vertebral de arriba hacia abajo y de abajo hacia arriba.

Al respecto dice Nutis, «el mecer y sonreír es una práctica muy importante porque relaja la columna y el sistema nervioso. Cuando la columna está tiesa y con tensión, no hay manera de calmarse».

Por último, debes subir la lengua, pegarla al paladar, enroscarla y tocar con la punta el lugar donde sube. ¿Para qué hacerlo? Es importante, ya que según Nutis, «la lengua es el puente entre los dos canales principales de energía que corren por el frente del torso (yin) y la espalda (yang)».

Puedes iniciar practicando esta preparación de la columna antes de hacer los tres canales de la sonrisa interior, de los cuales te hablaremos en la entrega próxima. Escribe la experiencia de tu «yo soy corporal» en tu Diario del Cuerpo.
* Periodista mexicana y psicoterapia Gestalt
[email protected]
06/CV/LR

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