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¿Sabían? Es nuestra historia

Por Sara Lovera*

Este 20 de noviembre no fue el ocaso, sino la aurora. Ellos no lo saben. Son tan necios y tan perversos como todos los conquistadores que tratan de aplastar a los pueblos del mundo. La destrucción de los monumentos en Bagdad no ha borrado a la historia, como no será borrada la nuestra por foxilandia.

La libertad y la emancipación de las mexicanas, cuyo programa de acción se construyó en Yucatán, en 1916, tiene en su presente los ecos renovados de la tesis sobre la libertad sexual y el porvenir con que escribió su texto Hermila Galindo al participar en el primer Congreso Feminista.

Es verdad que los campesinos en esta etapa de oprobio y desazón se fueron a regar los jardines de los californianos y texanos, tienen su correlato en comunidades, pueblos, grupos intelectuales y estudiantiles en el extranjero, que sienten propio el texto y los principios plasmados en el Plan de Ayala que tan bien escribió Dolores Jiménez y Muro para la batalla zapatista.

Y ahí está la pelea de participación política que abrió Elvia Carrillo Puerto; y la lucha contra el abandono y la exclusión de las mujeres en que empeñó su vida Adelina Zendejas. Nadie puede negar la vigencia de las propuestas indigenistas de Rosario Castellanos, ni la libertad de expresión que dio voz a las mujeres, a través de Vésper, doña Juana Gutiérrez de Mendoza.

Quien puede borrar nuestro pasado, presente en esta hora de renovación social en que muchas, muchas, miles de personas están trabajando. Eso no lo sabe ni Fecal, ni sus correligionarios. Igual que perdieron la visión de la realidad los llamados científicos que decían mentiras a Porfirio Díaz.

Estoy segura que los comités feministas que apoyaron a Madero tuvieron una visión de futuro que hoy se alza entre miles de mujeres en el país, a quienes les duele la traición, pero no se rinden.

Y esa es la impresión que tengo de una casa de estudiantes mexicanos en la Universidad de Cambridge, luego de mirar las fotografías de Francisco Villa; los manteles individuales bordados por las manos michoacanas, las fundas de los cojines bordados por las indias de Chiapas. Los libreros repletos de textos de historia, y novelas de las escritoras mexicanas. Un lugar de estudiantes de la física cuántica, la matemática avanzada y los extraños laberintos que plantean los estudios moleculares.

Ni hace falta decir más. Se es mexicana, con un peso propio, luchando por una vida mejor, en medio del goce de la pluralidad, la globalización y la multiculturalidad.

Y esto mismo es lo que urge tener presente. No un pasado sin consecuencias que rescatar, sino un futuro hilvanado con historia que, como decía el viejo Marx, discurre en espiral, hacia adelante siempre. Y somos las mujeres, recién llegadas a la lucha por nuestra liberación, las destinadas a impedir que se borre a nuestras ancestras, a quienes están en el memorial feminista , como el cimiento para una vida sin violencia, donde cada una pueda realmente tomar decisiones, actuar, renovar su vida, recibir justicia y ser felices. Pero con Fecal y su partido, con estos desarraigados, lo que parece urgente es identificar el engaño y estar, como se ha propuesto, en la vanguardia de una nueva constitución, más humana y justa, que relance los principios, que esos no son el pasado, son el presente.

06/SL/GG
*Periodista feminista mexicana

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